17 de julio de 2011

Usagi Drop: Quiero ser Padre (o bueno, no)

Siempre he visto al hecho de tener hijos como algo todavía distante; más que un evento circunstancial, un suceso sobre el que hay que pensar detenidamente, una decisión. Supongo que el reloj biológico aún no es algo acerca de lo cual me preocupe; se tiene que estar de acuerdo en que, al ser joven, estar más concentrado en temas como los estudios, los primeros pasos en el mundo laboral y atento a no perder aún el camino hacia esos sueños de la adolescencia, algunos cada vez más concretos, otros ya lejanos, pero que sirven de guía; el ser padre es un rol que, dentro de la agenda personal de cierta parte de la población (creo yo), se va a postergar lo más posible. Sin embargo, como miembros de una sociedad en crecimiento, no se ha podido ser ajeno al milagro del nacimiento, el que los niños irradien con su inocencia una alegría cuestionable, siempre cargados de una curiosidad contagiosa, aquella sensación de fragilidad que provoca que uno se ponga en una posición de ninguna otra manera antes planteada y, sobre todo, aquella magia que tienen los pequeños para sorprender. Porque en eso consiste ser padre, una combinación de descubrimientos, emociones, preocupaciones y responsabilidades; elementos que, de una manera u otra, Usagi Drop se propone exponer en esta temporada de verano.

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Lo genial es ver la conexión que aparentemente desde el primer momento se establece entre los dos protagonistas. Y es que aunque la trama es más o menos impredecible por los pocos ejemplos de historias similares que hay en el mundo del anime, está claro que a nivel más general, no es la primera vez que se plantea un drama padre-hija y que, dentro de este contexto, los escenarios más populares son sólo dos, o bien la relación es incómoda al inicio (más que nada cuando los dos personajes principales se ven forzados al contacto), o es correcta desde un principio (presentándose sobre todo cuando es al revés y hay gente externa a la pareja que está en desacuerdo). Entrando claramente Usagi Drop en el segundo grupo, uno puede asumir ciertos eventos, más que nada cuando incluso la sinopsis avala dichas ideas.

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Es aquí donde debería tocar un análisis de los personajes, pero antes de empezar me gustaría dejar bien claro que este párrafo sólo va a exponer aquello percibido en los dos primeros episodios (tengo en cola el tercero), de tal manera que mucho de lo que diga estará sujeto al margen de error relacionado con las primeras impresiones. Daikichi es un sujeto con una cara horrible. En serio, está bien feo. Se presta para las malinterpretaciones (casi como Ryuuji, sólo que éste no tuvo la suerte de conocer a una Taiga a tiempo y ahora está casi arrugado) pese a tener un buen corazón. Sin embargo, y considerando la determinación demostrada en el primer capítulo al decidir hacerse cargo de Rin, es evidente que su experiencia es cero. Y es que, aún teniendo en cuenta que nadie nace sabiendo ser papá, al menos uno debería contar con una noción de en lo que se está metiendo. El treintañero Kawachi saltó sobre ello, y dicha acción es más que una simple resolución precipitada: uno sabe que jugar con armas de fuego es peligroso, ahora, si te disparas en la sien, ya sabes lo que pasará. Para sepultar cualquier indicio de "posible control de la situación" se tiene a los errores del segundo capítulo. Daikichi pudo disculparse esa noche al recoger a la pequeña de la guardería, pero estoy seguro que se le verá fallar muchas otras veces más. Lo cual no es malo, es lo natural.

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Rin es la típica niña de drama padre-hija: un amor. Como coincidencia retorcida está el hecho de que en la misma temporada también haya una niña pequeña supAh comestible, Yune, de tal manera que ambas tengan que competir en mi mente por quién es la más genialosa. Lo que está claro es que la pequeña Kaga es un encanto, armada hasta los dientes con toneladas de chispas mágicas listas para conmover al espectador, hacer que uno suelte "kawaiiii" casi tanto como se expira y que no se deje de soñar en tener una hija como ella. De verdad, quiero ser padre YA. Es tímida, comparándola con su pseudo prima (más molesta no pudieron hacerla) el contraste es tal que se le puede acusar de callada; hábil, educada y OMFGDaikichi, no te la mereces. Rin y el tipo de treinta tienen muchas cosas que aprender juntos, su camino no tiene que ser fácil y está claro que se van a lastimar, entorpecer y enfadar. Pero ya lo dijeron en Kamisama no Memochou, el intercambiar afecciones egoístas es de lo que se trata la familia.

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O bueno, sí.