Éste vendría a ser el tercer intento de transmitir mi opinión sobre A Channel en este blog, si tuviera que ser menos específico, podría señalar que también he faileado un par de veces con otro par de series de la temporada, sin que esto tenga nada que ver con que no sean menos interesantes, o con un aparente bloqueo mental de mi parte, o por falta de tiempo, o por holgazanería (quizá tantito), sino que, a pesar de que los slice of life se han convertido en uno de los géneros infaltables en cualquiera de mis últimas listas de turno del último año, se me sigue complicando el descubrir por dónde empezar a escribir acerca de ellas. Como sea, a pesar de las dificultades que ello implique, y sea por el diseño de personajes que a más de uno debe haberle parecido familiar, o por el variado OST que la serie está desplegando hasta la fecha, o, lo más importante, por los no todos pero sí muchos gags con los que A Channel está llenando aquellos veinte minutos de mis fines de semana, que no puedo dejar pasar más el tiempo sin dejar en claro lo tanto que me está agradando esta producción.
En primer lugar, profundizar en aquellos puntos en los que me fijo en cada slice of life me parece adecuado. Lo que la traducción literal al español de este género, recuentos de la vida, indica, es todo lo que se necesita saber para darse una idea general sobre lo que tratará el anime. Eso es normal, sí, después de todo el nombre de una clasificación está diseñada para justamente eso, pero la idea es que percatarse de que ello implica tan sólo a un grupo de personajes actuando en su entorno como normalmente lo harían y sin ningún otro agente externo que les perturbe o los haga reaccionar de tal manera que parezca que la trama surja en algún punto, resulta cuestionable. No existe nudo, no hay historia, entonces, ¿qué se espera ver cuando se decide ver un slice of lice? Si bien es cierto que la comedia es algo que no puede faltar como acompañante, qué hace esta categoría, aparte de agregar variedad, para competir directamente con lo que es gracioso y tiene historia.
Un slice of life gana todos los puntos que necesita por sobre cualquier otra comedia cuando se le establece el timing ideal a las bromas. Libre de una historia que desarrollar, la animación se reduce a una serie de situaciones y escenarios variados con personajes recurrentes que se limitan a compartir sus experiencias diarias arrancando al espectador una sonrisa e incluso más de una simple carcajada al final de cada escena desarrollada. La mafia de este género es su simpleza, el timing, la combinación de personajes y la originalidad.
Nacido de un 4koma, A Channel aparece esta temporada con un diseño de personajes que explota lo mejor que puede la moda del moe. Son cuatro las protagonistas, el cual parece haberse convertido en el número mágico, cada una recoge en su personalidad, los tipos más repetidos de los últimos meses, citando a MAL: "the flighty Run, the reckless Tooru, the timid Yuuko, and the level-headed Nagi", aunque yo calificaría a Run como despistada-despreocupada, y a Tooru como curiosamente abrazable (lo que no tiene nada que ver, pero sí que es pegajosa). El timing de sus bromas recuerda muchísimo al de la primera temporada de K-On!, recordando que este slice of life musical tomó otro camino a mitad de la second season, mientras que durante la inicial se llevó una serie de críticas bastante retorcidas. Diría que para los que disfrutaron de ello, A Channel les parecerá genial. Inclusive tendrán más música que con Yui y compañía, lol.
A Channel no se complica. Es simple, tiene sus bromas buenas, otras que sólo te hacen sonreír y también las que te dejan preguntándote si en realidad eso que acabas de ver tenía que hacerte gracia. Peca de no aportar nada nuevo, eso es, poniéndolo frente a su hermano de género de temporada, Nichijou, pierde, in my opinion, por goleada. Sin embargo, perdonándole eso mientras se le excusa repitiendo mentalmente la expresión "4koma", A Channel no significa pérdida para nadie que busque pasar un buen rato durante aquel momento de relajo de la semana. Además, el OST es bueno, hay que echarle una ojeada nomás. Y sí, sin poder evitar caer en la ambigüedad y la subjetividad, hay algo en esta serie que da felicidad.
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