¿Qué tipo de estrategia hay en un enfrentamiento que sólo puede ser frontal? Los últimos episodios de Baka to Test me han recordado al despliegue de tropas en las guerras que se relatan en películas como El Patriota, no porque los encuentros se hayan desarrollado de la misma manera, pero sí porque no era que hubiera muchas opciones más que reunir a la mayor cantidad de gente posible para luchar a favor del mismo ideal, ideal que, en el caso de Benjamin Martin era la libertad de una nación, en el de Yoshii, alcanzar el baño de mujeres. Me queda claro cuál es el fin más noble. Me agrada ver que, luego de algunos episodios que podrían calificar como transitorios, finalmente la esencia de la primera temporada ha vuelto, ésa en la que, además de malentendidos, idioteces, maltratos y muchos colores, había también algo de "estrategia", toque distintivo que extrañaba muchísimo.
Me había estado preguntando si las comedias de esta naturaleza podían contar con un desarrollo argumentativo. Buscar algún crecimiento en los personajes es caer al nivel de su inteligencia. No podría precisar ni que se hayan vuelto más listos, ni más responsables, ni más maduros, así que, con un final de capítulo como el del número siete, queda claro que la única luz de progreso en la, de alguna manera, historia es en el aspecto de las relaciones sentimentales alrededor del protagonista. Lo retorcido es que este tipo de triángulos amorosos nunca terminan por resolverse, así que no sé qué tanto influya este último hecho, podría apostar a que todo se resumirá a un malentendido o a una "técnica de mayordomo de borrado de memoria". Si se le puede agregar lo de "que ha pasado de generación en generación" pues mejor.
Junto a Yuru Yuri, Baka to Test to Shoukanjuu Ni —nombre que acabo de aprender a escribir, creo— es de las mejores comedias de temporada, en mi opinión —no estoy viendo Mawaru Penguindrum, aunque pienso rushearle cuando finalice. Así que, avalada por su genialosa primera temporada, esta segunda entrega es un must indiscutible.
