Tengo que lamentar, al igual que muchos otros fanáticos del anime —y más—, la caída de Megaupload. Todo el stuff relacionado con el embrollo legal al respecto y las diversas teorías conspirativas desprendidas se encuentran tratadas en innumerables sitios, la mayoría de ellos parecen aceptar, de alguna manera u otra, que ya no hay vuelta atrás. El daño está realizado y, al igual que la pasiva del Ursa —oh, DotA—, éste continúa haciendo efecto. La mención de esta noticia todavía reciente es por lo mucho que nos hemos visto afectados todos aquellos que estábamos acostumbrados a realizar descargas de nuestras series favoritas. Vamos, que no existe en la actualidad otro medio por el cual conseguir anime del momento —englobando todo método de descarga por internet—, y es un hecho que este golpe al negocio de los servidores de almacenamiento podría dar inicio a un efecto dominó que sirviese para quitar la sonrisa a más de uno. De verdad, me duele e incomoda muchísimo este escenario. Inseguridad, desorganización y daño por montones. Aún si los torrent sirven —y nadie asegura que también se consiga restringir esta opción— de sucedáneo para los títulos de temporada, ¿cómo se supone que continúe descargando franquicias antiguas como Minami-ke y To Heart? Esto es horrible, en realidad.
Por otro lado, señalar que, con la finalidad de ponerme al día en el descuidado apartado de anime del blog, he decidido realizar las reseñas tanto en modo rush, como con un tono menos formal. No creo que cruce la línea de la parodia, pero intentaré hacerlo entretenido. La maratón empieza mañana, es todo.
