1 de enero de 2012

Y lo que es que te den las doce en un bus

A media hora de cerrar el primer día del nuevo año, he empezado a escribir las primeras palabras de esta entrada. Aunque lo normal hubiese sido que la primera página del 2012 sea ésta, la presión de saber aquello era tal que decidí primero spammear con todo lo que me faltaba de la proleague antes de aventurarme a redactar estos párrafos. O quién sabe, quizá y sólo fue porque me sentía culpable por no haber actualizado antes. Sea como fuese, este año está comenzando con algunas diferencias en relación al pasado —muy aparte de que uno sea bisiesto y el otro no, claro—, siendo lo más interesante, en mi opinión, la transición de deseos a objetivos en el ritual de ingesta de uvas de inicio de año. Con ello, se empieza no con una lista particular de cosas que me gustaría que sucedan —sabiendo que por supuesto hay muchos eventos que quiero que ocurran y muchos objetos que anhelo conseguir—, sino con un listado de metas —algunas más ambiguas que otras—, las cuales, entre unos y otros detalles más personales, involucran, nuevamente, a esta página web, pretendiendo no sólo asegurar su continuidad, sino alterar, incluso, la finalidad para la que fue creada. Todo sea con la mira puesta en mejorar.

Nada que ver, pero se tiene que amar HIDE and SEEK.

Entonces, por sobre todas las cosas, feliz año nuevo.

Hace ya algún tiempo, cuando todavía me divertía jugando con robots de origami y las cartas de Aprende Inglés con María Pascual —absolutamente nada que ver—, de hecho es posible que todavía antes de ello, solía pasar el año nuevo en casa de mi tía, única hermana de mi papá. Era divertido porque por donde yo vivía no se permitía incendiar muñecos y por allá, sí, y todo el mundo tiene que saber que lo de piromaníaco lo saqué de esas noches. Como sea, en uno de los viajes en taxi que habituaban presentarse dado lo tarde que era cuando todos en mi familia terminábamos de alistarnos, el caos del cambio de año dio inicio. Aquel día tuvimos suerte, llegamos unos minutos antes de que dieran las doce de la noche, pero el esquivar masas amorfas en llamas tiradas en uno y otro lado de la pista fue curiosamente interesante. Este 31/12 no tuvimos tanta fortuna, aún teniendo en cuenta que ya ha pasado bastante desde la última ocasión en la pasamos esta celebración fuera de casa, aparentemente, a pesar del tiempo transcurrido el problema con los horarios no lo hemos superado. Ha sido, entonces, la primera noche de cambio de calendario que he pasado en un bus. Y todo el primer minuto caminando mientras se veían los fuegos artificiales en el cielo. En serio es distinto a apreciarlos desde la azotea del edificio-hogar.

La página de recapitulación y compromiso se presentó en septiembre junto al año de vida de la versión 2.0 de CC. Por lo tanto, esta nueva entrada a modo de "Y algo sucedió..." tiene otro objetivo: sugerir el paso al denominado Drache Project. Ésta es la primera mención que hago al respecto, y es que habiendo estado tantas semanas ya en mi mente y solamente potenciado por la intervención indirecta de un amigo, he decidido, sin terminar de abandonar la timidez, nombrarle formalmente en el blog. Las diferencias fundamentales entre CC y DP es que el primero se contentaba con ser un streaming de mi actividad, forzado —y esto es completamente cierto, era una política del site autoimpuesta— a no estar dirigido a terceros, sino a sólo exponer lo que era de mi agrado; mientras que el segundo proyecto tiene la intención de fomentar la discusión y la participación de personas distintas. La temática no variará, después de todo, sería complicado y retorcido el que me propusiera a escribir sobre lo que no me gusta o desconozco. En adición, Drache Project pretenderá apoyarse en otro plan grupal más grande y complejo. Claro que esto será mucho más adelante. No obstante, la página seguirá bajo el título de Curiosamente Curioso una temporada más y los cambios serán graduales. Realmente espero que todo vaya bien, que continúe disfrutando haciendo lo que hago y que la delgada línea entre esperanza y visión desaparezca mágicamente.

Sobre lo que aseguro para este año: 1) el regreso de los dibujos a modo de webcómic; y 2) cobertura de Starcraft II. El primero ha sido un sueño personal desde hace mucho tiempo, quien me conozca lo suficiente sabe que no miento, pero el no saber dibujar correctamente ha sido en más de una ocasión una limitación absurda y molesta. Más por el perfeccionismo que procuraba autoimponerme, que por requisito fundamental para que algo pegue. El segundo es un RTS que he deseado seguir desde que salió al mercado, pero por requerimientos mínimos que no alcanza mi PC —en lo que respecta a tarjeta de video—, no he conseguido más que probar el beta. Mientras que los spoilers sobre la historia son cada vez más violentos y el metagame se vuelve más y más sólido, yo continúo dándole al Brood War y eso, si bien es cierto no deja de ser un amor, me deja poco a poco fuera de onda. No tengo planes para comprar una PC durante este año, pero podría estafar a alguien de mi familia y conseguir un trato interesante.

En fin, el año 2012 será un año interesante, está lleno de cambios violentos en mi existencia y proyectos complejos que, por primera vez en mi vida, cuentan con la bendición de las uvas de cierre de año. Y apenas encuentre la cámara digital —que lleva extraviada desde la boda de mi hermana— colgaré una foto de mi polo de Pikachu. Here we go, 2012