8 de marzo de 2011

House MD: Vicodin wins

Acostumbrado a tantos bad ends, aunque no a sobrellevarlos (que de eso se trata el gusto), la situación de Cuddy me tuvo de los nervios durante todo lo que duró su drama. Conclusiones precipitadas, firmes "lo sabía, pero aún así no puede ser...", pero sobre todo una peculiar preocupación, más que por la posible desdicha de la jefa, por House, fue lo que experimenté en estos cuarenta y pico minutos. Ese sentimiento, a pesar de los refrescantes últimos episodios en los que se podía apreciar una (ahora vana) positiva evolución de parte del protagonista, me deja en claro que nunca dejé de considerar al jefe del departamento de diagnóstico como un ser vulnerable, débil y cuya aparente estabilidad siempre pendió de un hilo.

Uno muy delgado.

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La reacción final de Cuddy tiene todo el soporte del mundo, pero el peso que inclina la balanza hacia uno de los dos lados es tan imprecisable que no voy a atreverme a señalarlo por ahora. Pese a que la actual revelada falsa mejora de House signifique más bien poco, no se puede dejar de lado los eventos que confirman sus progresos hasta antes del foco crítico experimentado en el episodio quince. El ex adicto (o ex ex, qué se yo) sí había estado mejorando, a una velocidad de tortuga insuperable, pero mejorando al fin y al cabo. El que no haya superado su pánico al dolor es un hecho que siempre estuvo presente, aunque camuflado por los aires rosas que caracterizaron su temporada/relación con la jefa, era algo a lo que eventualmente se sobrepondría. Puedo apostar por eso. Lamentablemente, para los que disfrutamos (y con esto me incluyo) más de la época oscura del diagnosta, este suceso último nos resulta encantador. Sin embargo, como no es cuestión de una apreciación unilateral, hay que agregar que, si los guionistas hubiesen tenido entre sus planes un happy end, no habrían puesto a prueba a House tan pronto.

Mucho menos atacándole su talón de Aquiles.

A lo que quiero llegar es a que era muy probable que cualquier prueba puesta al personaje que no involucrase a Cuddy habría sido superada más o menos bien, pero bien. Lo cruel ha sido atacar el flanco débil. El avance de House, no negable, siempre le arrojó todos los créditos a la novia de turno. Ella fue el soporte, la razón y la única esperanza que animaba al tipo del bastón a atreverse un poco, tan sólo un poco, a arriesgarse a comprometerse con los demás. Por lo que, retirada Cuddy de la ecuación, el problema pudo con House, fue un pwned total, por lo que, sin ánimos de justificar el uso de drogas en sí, hubo que recurrir a las trampas para superar el examen. Un test tomado antes de terminada la sesión de aprendizaje, un hecho tan cruel como todas aquellas pruebas sorpresa que alguna vez tuve.

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Vicodin.

Por otro lado, Cuddy fue muy clara al explicar los motivos de su decisión. No se trata del consumo en sí, sino de lo que simboliza. Y House sabe muy bien que ella tiene razón. Me pregunto si en su racionalidad, o la lógica de la que hizo mención Masters cuando trataban al paciente, hará que nuevamente Greg decida mantenerse alejado dada la conclusión definida. Bueno, eso si no hay antes otra reacción mayor. El jefe colapsó porque se le quitó su razón de progreso. Tuvo que recurrir a las drogas que se supone ya había dejado para poder enfrentarse a una situación desesperada, eso es, no huyó y luego se enfrentó a los hechos, sino que sólo huyó. En ese momento o más tarde, es decir, gracias al subconsciente de Cuddy o una vez que el nuevamente adicto se percatara de lo vacío de su engaño, de alguna manera todo habría de derrumbarse. Mentirse uno mismo a ese nivel, ¿en serio?; pero, gracias a aquella voz interna, los eventos se aceleraron aún más y el fin de la relación fue inminente. El uso de la vicodina decepcionaría a cualquiera, más que todo a alguien en la posición de Cuddy y eso es intergiversable.

Hay ocasiones en las que el "no puedo vivir sin ti" deja de ser romántico.