9 de abril de 2011

Cerrando la temporada Anime Winter 2011: Bakuman

Como fanático tanto del manga como de los cómics de Marvel, así también como asiduo lector de webcómics y de las historietas de la sección entretenimiento del periódico, el haber soñado con dibujar y escribir mi propia historia no ha sido cosa que sólo una vez haya pasado por mi mente. Desde mi propia publicación semanal a los ocho años con monigotes como protagonistas y con trama-plagio-tributo de Dragon Ball (reservada sólo para mi familia), hasta proyectos más recientes y, por lo tanto, más elaborados que nunca superaron las tres páginas (que incluyen unas cuestionables referencias a Suzumiya y a varios de mis sitcoms favoritos), el desarrollarme en ese curioso mundo donde con un lápiz, una pluma, incluso un boli se puede crear un personaje y, además, su vida misma, es una idea que siempre tendré presente

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Bakuman es una serie que empezó en la temporada Fall 2010. Con veinticinco episodios se las arregló para terminar la semana pasada asegurando en sus últimos segundos una segunda parte inminente. La trama va del esfuerzo que ponen dos muchachos por alcanzar su sueño de convertirse en mangakas (además que uno tiene un razón más, claro). Y lo menciono de esta manera, es decir, "el esfuerzo que", y no "el sueño que tienen", porque el motor principal de la historia es la perseverancia y los motivos de los personajes principales. Son entonces tres los elementos más importantes de este anime: todo lo relacionado al mundo del manga, el valor del trabajo duro y el concepto de amor que maneja la pareja principal.

En vista de que la historia está directamente relacionada con la industria tanto del anime como del manga, los guiños a muchas series populares como One Piece, Dragon Ball, Death Note, etcétera, se aprecian desde los primeros capítulos. Sin embargo, hay algo más que se debe destacar. Sin bien es cierto no es posible dejar de lado la diferencia que hay entre la realidad y el colorido universo que pinta Bakuman, la serie facilita un acercamiento a aquel mundo para muchos desconocido en el que se desarrollan, literalmente, los mangas que actualmente varios disfrutan en su formato impreso o animado. El ver qué hay detrás de cada una de las historias que se ha disfrutado, tanto el cómo se desenvuelven los aspirantes como el resto de personas involucradas, así como también como conocer el cómo se llevan a cabo los procesos de encuestas y selección, es algo que ya de por sí no deja de ser inquietante.

Curiosidad for the win.

Uno de los temas recurrentes del anime es la alusión al esfuerzo, a la constancia, a la motivación de esforzarse por conseguir algo. Desde series como Naruto, pasando por Nodame Cantabile, y llegando hasta Gunbuster, está claro que la esencia detrás de la expresión "gambatte" es mucho más intensa de lo que a simple vista parece. Es Bakuman (pues) una obra que engrandece ese espíritu tenaz y apasionado de la juventud, más específicamente, de gente joven que cuenta con sueños, objetivos y la determinación para alcanzarlos.

Es muy difícil, poder proyectar "lo que cuesta" alcanzar las metas en una novela o un programa de televisión sin recurrir a ejemplos exagerados o sobreactuaciones, esto es porque lo que uno como espectador apenas alcanza a ver es a unos personajes ficticios que un día se proponen hacer algo, luego se muestran algunas escenas del cómo se procede, e inmediatamente después de eso el fin está alcanzado. Ej: Hay un examen la semana siguiente. No se puede comparar lo mucho que cuesta estudiar para una prueba importante en la realidad con lo que se distingue en un anime. En este sentido, si bien Bakuman no cumple al cien por ciento, siendo un aspecto que se toma muy en serio, lo consigue mucho mejor de lo esperado. No por nada, en sus veinticinco episodios, se toman dos años de vida de los protagonistas.

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Hace ya varios años, el tío de Mashiro y la madre de Miho tuvieron una relación de peculiares características. Ambos se querían, pero se negaban a verse mientras no alcanzasen sus metas personales. El medio de comunicación del cual hacían uso era el de las cartas (es como si no hubiesen visto Byôsoku Go Senchimêtoru). El punto es que la historia se repite. Aparentemente el criterio se transmite genéticamente, y tanto el joven Moritaka, como la aspirante a seiyuu, Azuki, deciden, luego de una violenta declaración (aunque no inmediatamente, que hay que ver la dificultad que tienen para hablarse), mantenerse en contacto a través de mails por el móvil. Desde luego, la idea de mantenerse separados es para que puedan enfocarse en perseguir sus sueños, y siempre con la promesa de unirse cuando lo consigan.



El opening de Bakuman es el mismo de principio a fin y no me gusta. En serio, me parece que tiene una intro interesante y luego todo se arruina. Por el contrario, ambos ending han sido un amor. Encajan tan bien con los finales hype hype hype a los que el anime acostumbra, que encendían de alguna manera el deseo de ver el siguiente episodio ya. Ambos son geniales, ambos despertaron en mí la ansiedad de la espera de resultados, la inquietud por la relación de Mashiro y Miho, la incertidumbre por la aparición de nuevos personajes y el deseo de (curiosamente) también dar lo máximo por mis objetivos. Esto último muy similar al efecto del último episodio de Tengen Toppa Gurren Lagann. Cito el último porque es el que más reciente tengo en mi mente.

Quizá exagero, pero es notable la debilidad que tengo con las series que tratan este tema. Claros ejemplos son TTGL y sus metáforas con taladros (sí, éste es el ejemplo más raro, pero hell yeah), Nodame Cantabile, Honey and Clover, entre otros, todos ellos mostrando lo mejor de la perseverancia y la juventud. Bakuman no es la mejor serie que he visto en los últimos meses, menos aún en una temporada en la que tuvo que codearse con To Aru, Kimi ni Todoke y Madoka a la vez; sin embargo, por ser así de única en su clase, por tratar este stuff que tanto me interesa y por mostrarme ese tipo de relación con impacto netamente personal, tengo que admitir que me ha agradado y que sí voy a ver la siguiente temporada. Cierro entonces con 70 puntos en la ECP.