Es común aspirar a tener poder. No sólo me refiero a poderes especiales como el de pegarse a las paredes, lanzar electricidad por las manos o lásers por los ojos, sino a incluso a la más normal expresión del mismo. Tener poder implica tener la capacidad de estar por sobre los demás, una especie de control, fuerza. Sin embargo, (y por ejemplo) si se tuviese la facultad de crear todo lo que se imaginase, también se necesitaría de una herramienta que permitiese dominar los límites de la imaginación. Pero si esta herramienta no existiese, por lo que no se pudiera controlar los pensamientos, esto desencadenaría un desorden violentísimo. Es éste (pues) el drama con el que Yuu tiene que convivir, la razón por la cual nunca dice palabra alguna y el por qué se muestra reacia a exteriorizar sus sentimientos. Drama que, combinado con la potente dosis de comedia absurda que Kore wa zombie desu ka facilitó desde un principio, da como resultado la maravilla de serie que hoy me propongo reseñar.
La historia de Ayumu y compañía tuvo una transición muy bien manejada de súper comedia absurda a drama con profundidades no determinables. El final del cambio se puede aprecias en los últimos episodios, desde que Eucliwood empieza a ser perturbada por el final boss, Yoru. De hecho, el primer punto crítico fue la batalla contra Kyoko, la asesina serial del inicio, cuando se descubre el poder de las palabras de la necromancer; sin embargo, es el zombie malvado quien descontrolará todo y llevará al joven masou shoujo a un debate que encajaría perfectamente en un arco de To Aru, y posteriormente al combate final entre ambos.
/Por editar/
