El Proyecto Tortuga explicado en una entrada pasada se quedó aparentemente para siempre en su fase de planeamiento. Muy aparte de eso, no es que haya dejado de lado el dibujo, al menos no en su totalidad, sino que he continuando practicando hasta el punto en el que la calidad de la obra me llegase a importar tanto como para droppear posibles páginas de inicio de la historia sin otra justificación más allá del "no me gusta cómo queda ese ángulo". Y no, no soy pro con los lápices, pero soy jodidamente perfeccionista con este tema.
Sin olvidar este asunto, hace unas horas Lin me hizo recordar los inicios del proyecto mencionado, con una página dibujada sin prisa, sin autopresión y sin un elitisimo desproporcional a mi nivel como dibujante; este hecho me hace pensar sobre lo refrescante que me resultaba la idea por esas fechas. Dibujar sin preocuparme por el resultado siempre fue más divertido.
Y los planes parecían avanzar a NO velocidad tortuga.
Es por ello que hoy traigo a colación un dibujo resultado de la larga espera antes de la entrevista en la recepción de la empresa en la que voy a trabajar (oh, rayos, que nos hicieron esperar UNA HORA), y como respuesta a unos dibujos que me dio Lin por navidad (Parte 1, Parte 2, Parte 3, Parte 4), con los que me demostró más aprecio que skill, lo siguiente, más que una obra de arte, es algo de humor local que no espero que nadie más que yo o ella entendamos, pero que se ha ganado su lugar (luego de un comentario por Skype) en el blog.
Borrador, eh, BORRADOR.
Conceptos a manejar para maximizar el efecto de la broma, habíamos estado conversando sobre el cómo yo comía panqueques y ella se moría por uno; y el hecho de que ella es masoquista y le encanta que me burle de su persona. Bueno, la verdad no tanto. Pero a mí me encanta hacerlo.
Felicidad absoluta y es posible que éste se convierta en un nuevo segmento, así que a ver cómo resulta. Cruzo los dedos.
