Ya tengo claras las intenciones de Kent y finalmente puedo dejar el debate telenovelezco en foros para intentar no caer en conclusiones apresuradas mientras evito spoilearme de lectores del manga. Y es que dejando de lado lo frustrante que han sido los eventos del episodio anterior (ya me desahogué) y que tienen confundido a más de un personaje de la serie, es evidente que la pareja principal tiende a reaccionar de manera inversa a las intenciones de las personas que atentan contra su relación. Eso es, cuando Kurumi (calculadora, manipuladora, but in love) intervino con retorcidos propósitos, Kazehaya y Sawako terminaron más unidos; mientras que ahora que Kent (honesto, entrometido y egocéntrico) buscó ciertamente nada, porque sus motivos estaban más relacionados con su propia satisfacción, resultó en un colapso total del orden de las cosas.
Caos.
Este episodio de la semana ha cumplido como puente. Todo lo que tenga que ver con Kazehaya y Sawako lucirá tan quebrado como ahora si la chica no hace algo pronto. Y entretanto el festival se aproxima y ninguno de los dos atina a racionalizar lo que en realidad sucedió en su confesión, me quedo con un par de puntos para suspirar y seguir adelante. Primero, estaba claro que no era el momento adecuado para que Sadako y Shouta empezaran a salir, así que este retraso, siempre y cuando termine en solución, ha sido más bien un progreso; y, segundo, me alegra saber que Kurumi sigue igual de centrada como siempre. Porque sí, Yano-chin, es cierto que entrometerse no es lo correcto, pero también es necesario comprender que el mundo no es rosa y que esa pareja no vive en una burbuja. Mientras se sigan dejando afectar por algo tan pequeño como el incidente de San Valentín, no merecen empezar relación alguna.
He dicho.