Junto con el primer logro conseguido, eso es, la serialización de Detective Trap, Mashiro y Takagi afrontarían un nuevo reto. Aquel concepto tratado en "Quién se ha Llevado mi Queso", sobre los cambios, el cómo se suele actuar frente a ellos y lo importante de saber adaptarse en los tiempos correctos, les debería haber servido bastante en ese momento. No importa todo el entusiasmo y dedicación con el que se cuente si uno no se encuentra correctamente encaminado. Si todos los esfuerzos, pese a su consistencia, no pasan de ser tiros al aire, no se conseguirá nada más que frustración. El par de protagonistas lo saben bien y con aquel cambio de editor que les tomó por sorpresa, acostumbrados a la impecable dirección de Hattori-san, las dudas sobre lo mucho que podría alterarse su destino amenazaron con subirse a su cabeza. ¿Pensamientos ansiosos e infundados? Ojalá fuese sólo eso, ¿cierto?
Y luego, más dificultades y complicaciones. Vamos, que hay que verlo.
Miura es un novato y no puede hacer nada para ocultarlo. ¿Cuáles son los requerimientos para ser editor? Se supone que se tiene que tener cierta experiencia tanto en lo que respecta a mangas como en aquel mundo que está detrás del desarrollo de un manga. El problema con Miura es que pese a tener los conocimientos, su optimismo exagerado y su incapacidad para poner en orden sus ideas y transmitirlas le dan un aire de despreocupación y desconfiabilidad. Es manipulable y duda sobre sus propias conclusiones, le falta aquella convicción, esa que convence a los demás incluso cuando lo que se defiende no tiene ni pies ni cabeza. La forma como choca contra Ashirogi-sensei es sencilla, el par de mangakas se ha propuesto ser el mejor y el ranking es la prueba objetiva de su desempeño. Bajo un ambiente de felicidad y sensación de estabilidad, el refrescante estilo de Miura puede resultar simpático, y eso se ve al principio, pero cuando la presión de los números negativos se cierne sobre el equipo, esto cambia radicalmente. ¿Por qué se continúa bajando en las encuestas y qué medidas se debe tomar? Alegando que es una reacción natural y que el trabajo que se lleva realizando hasta la fecha es el correcto, no se llega a un acuerdo. Esto, pese a ser el análisis adecuado.
Los resultados de las encuestas eran claros. Primero, la presentación de un nuevo proyecto atraerá la mirada de muchas personas y la posición será más elevada de lo normal. Luego, el manga empezará a acomodarse en su ubicación correcta, poco a poco perdiendo a los lectores que "sólo buscaban algo nuevo" y empezando a ganar a los verdaderos fans de la historia y del arte que el par se esfuerza por difundir. Con ello, es normal que poco a poco se vaya bajando de puesto, sobre todo cuando se tiene en consideración lo inusual que es el género de misterio en la Shonen Jump. Lo han dicho muchas veces ya, lo típico en esa editorial son los mangas de combate, por lo que lo que puede considerarse como fuera de lo común no pierde precisamente por ser malo, sino porque el consumidor habitual de la revista busca exactamente lo que ella vende, peleas, acción, violencia, shounens genéricos. Y no se trata ni de que aquel género sea malo, ni otro mejor, es sólo una cuestión de sectorización de mercado que existió en algún momento y que en el presente ya se encuentra definido. La lucha de Mashiro y Takagi siempre debió haber sido para establecerse con su manga de misterio en aquella jungla de shounens.
En el punto en el que la desesperación por ver a su nuevo manga ingresar en la zona de las dos cifras del ranking era superior a lo que sus nervios estaban preparados para soportar, el pensar que lo que se estaba concibiendo era incorrecto, no aceptado, estaba mal, le faltaba algo, y demás crearon la primera confrontación contra Miura, que debido al cruce entre su experiencia y su falta de convicción, sabía de alguna manera que el trabajo que estaban haciendo los muchachos era estupendo, pero no podía explicar ni por qué se continuaba cayendo en los puestos, ni por qué no era necesario realizar alguna alteración. Por suerte, la firmeza que ganó luego de un debate retorcido con sus compañeros de trabajo, le permitió ser lo suficientemente expresivo como para que Mashiro alcance la conclusión que él se esforzaba por revelar. Poniéndolo en palabras, el orden de mérito delataba no un mal trabajo, sino el cómo poco a poco se asentaban dentro de ese universo de peleas como un manga distinto e igual de disfrutable. Hay que agradecer a Mashiro por haberse percatado del potencial de su obra a tiempo. No sólo es una cuestión de confianza en el estilo de trabajo, sino la salvación de una condena surgida de un indeseable e innecesario cambio. Aoki podría darles una lección sobre lo importante que es estar conscientes de lo bueno que es el trabajo de cada quién. Realizar una modificación radical en el desarrollo de la trama habría significado una falta de respeto hacia su propio trabajo y hacia los lectores ganados. Algo que habría implicado mayores perjuicios que beneficios, de hecho, incluso la cancelación. Es lo crítico sobre los cambios. Cuestión de timing, análisis, cuándo es bueno, cuándo es malo, eso.
Lo he experimentado prácticamente en carne propia. El auto sobreexigirse es una práctica que de la mano del prefijo "sobre" tiende a entrar dentro de la lista de prácticas no recomendables. No dormir ni alimentarse correctamente, así como estudiar y trabajar en simultáneo mientras se pretende hacer todo de manera correcta —cosa que jamás seré capaz de hacer, siempre aparecen ciertos sacrificios— afectan, tarde o temprano, a la salud. Se venía viendo cómo Mashiro lucía cada vez más y más agotado. Sus horas de sueño lucían irreales cuando se las contrastaba con sus ánimos que aparentaban jamás decaer. Se supone que su espíritu de lucha y sus ganas de alcanzar su sueño sirvieron de impulso por mucho tiempo. De todas maneras, el joven Moritaka conocería su límite pronto, lo peor de todo, en un momento en el que la luz empezaba a presentarse, y todo esto de tal manera en la que no sólo se comprometía su cuerpo, sino su trabajo y el de Takagi, la postura profesional de la editorial y sus objetivos a largo plazo, eso es, Azuki. Esta crisis, ya de por sí preocupante, se vuelve grave cuando, debido a la hospitalización de Mashiro, los jefes de la Shonen deciden declarar a Detective Trap en paro, no hasta que el tipo se recupere, sino hasta que acabe la escuela en abril. El motivo disparador, entre todos los obvios —salud, familia y política—, es la relación entre el protagonista y un antiguo mangaka que falleció de forma similar: su tío, Nohubiro.
Esto es molesto porque hasta Azuki se presentó en la habitación de Mashiro para apoyarle. E incluso cuando es posible convencer al médico de que mientras el trabajo no sea pesado sí se le es permitido dibujar, tanto la madre como el jefe de editores se rehúsan a aceptar la decisión de Moritaka, todo por una cuestión de historia negativa. La reacción contra esta orden de corte dictatorial es violenta. No sólo departe del par principal, sino de sus compañeros y rivales mangakas, los que se declaran en paro como consideración y apoyo a los que consideran sus amigos y parte de su motivación —vamos, que la competencia mueve al mundo—, así como del resto de editores. Lo retorcido es que aún cuando entre ellos concluyen que la medida tomada por el jefe es injusta y excesivamente severa, de todas maneras los jefes se movilizan a enfrentar a los mangakas. No termina de cuadrar. Se supone que Sasaki-san no cambia de opinión una vez que señala una normativa, pero esto es algo que han citado justo ahora, eso es que, o bien la presión logrará crear un milagro, o no. Algo es obvio, la regla de "hasta abril" es imba.
Esto es lo acontecido en Bakuman 2 hasta la fecha, saltándome el arco de Nakai, lo del "me verías desnuda" de Azuki y las excepciones establecidas en su promesa en los últimos episodios.
