29 de noviembre de 2011

Shakugan no Shana: La Guerra Comienza

El amor es un sentimiento complejo, sea porque para los pragmáticos es difícil pintarlo como poesía y abarcar todo lo que incluye, o porque para sus antitéticos, la definición científica no se baste o no sea aún exacta por motivos que bajo sus ideales no pueden justificar, pero que se comprenden al ser un tanto mente abierta. La idea es que ambos conceptos son válidos y que el separarlos es erróneo, ya que el segundo explica de dónde proviene o qué lo genera —hormonas, interpretaciones de pulsos eléctricos en determinadas zonas del cerebro—, mientras que el primero se soporta en el valor moral del sustantivo y su posterior idealización. Entonces, yendo de la mano, nada niega que el altruismo y el afecto que este sentimiento implica es capaz de influir radicalmente tanto en el comportamiento de un individuo, como en el de una comunidad, y que ello puede, en consecuencia, afectar desde el desarrollo de hechos, hasta la base de principios o la lista de conclusiones que maneja una entidad consciente. Por ello, tanto en la ficción como en la realidad, el amor es considerado como motor de milagros o de desastres, eso es, por su capacidad para abstraer y restar capacidad juicio, motivo por el cual se le atribuye el poder de mover a su portador dirigido por esos valores utópicos que aparentemente no requieren de un dictamen previo, tras lo que, agregándole el toque de poesía requerido, estos efectos tienden a lo mágico.

Shana

El hechizo sin restricción más poderoso es, entonces, el amor.

Salvo que ese amor declarado sea contagiado a todos los participantes de la guerra entre tomogaras y flame haze, el cómo éste pudiera detener el enfrentamiento y conducir a los personajes al ansiado final feliz permanece en el misterio. Existen claras opciones como el final de Gundam 00, en el que se alcanza la comprensión y al final un símbolo en el espacio resume los sentimientos del protagonista, o la conclusión de la película El Quinto Elemento, en la que el armagedón es evitado gracias al descubrimiento de este escondido pero obvio poder, o incluso el cierre de la serie de Madoka con su toque deus ex machina que encajaría de manera ideal en un anime de magia como lo es Shakugan no Shana —nótese que voy a ciegas ya que no he leído las novelas de Shana—. En A Wakening of the Trailblazer, no se hace uso de magia para alcanzar una resolución pacífica, pero sí se apoya en la habilidad sobrehumana de Setsuna —de hecho, ya no era humano— para comunicarse con los extraterrestres y, lo más importante, alcanzar a entender cuáles eran los motivos de su ataque, qué era lo que buscaban y cómo establecer un acuerdo con ellos para detener el conflicto. Esto es porque toda disputa debería tener una razón, y más que imponer las ambiciones de uno de los bandos —para que exista un desacuerdo, es casi imperante que haya una causa egoísta de por medio—, se requiere de definir qué es lo mejor para ambas facciones —lo que exige la eliminación de diferencias, por lo que no es aplicable en el esquema del sistema actual—, no siendo aplicable lo llamado "punto medio". En Shakugan no Shana, la guerra se expone como consecuencia de la naturaleza del comportamiento de las dos especies. Los flame haze desean mantener el equilibrio en el universo, mientras que a los tomogara eso no les interesa —con sus excepciones— en demasía y actúan con una mayor libertad haciendo lo que se les antoja. Tendiendo al libertinaje, de alguna manera u otra, este mecanismo ha creado un tipo de ecosistema funcional, en el que, y tal como lo ratifica uno de los dioses de la tierra, ahora ya es parte del orden natural del mundo. Entonces, trascendiendo a los intereses, no existe un bando bueno o malo, y, lo primordial, no hay una razón moral para el combate. Recordando que los flame haze consideran el salvar vidas como una consecuencia y no como la razón por la cual se movilizan —con sus excepciones—. Sin existir una justificación racional, dentro de este sistema no es posible un consenso ya que se está hablando de especies cumpliendo sus roles y no luchando por una creencia, sino sólo por su respectiva supervivencia. El "cambiar el mundo" supone, por lo tanto, la opción más factible, pero no deja de ser discutible debido a la violación de libertades, a la alteración de facultades y a lo complicado que es concebir un espacio en el que, respetando los valores iniciales de todos sus futuros integrantes, se alcance la armonía absoluta. En este sentido, si el cambio del sistema favorece sólo a un bando, esto ya no es justo y debe detenerse, si beneficia a todos, pero a costa de la pérdida de su aptitudes o principios elementales, entonces debe detenerse. Lo que planea Sairei no Hebi es cuestionable desde que decide mantener en secreto esta modificación a gran escala —por lo que involucra—. Con mención al amor, Shana baraja una nueva posibilidad, la de alterar la convicción de Yuuji, quien afirma estar en sus cabales, pero sus acciones son injustificables, la pregunta sería en qué momento y hacia qué redireccionarlo. Si se sentencia a los tomogara como seres aborrecibles entonces la inclinación es evidente, pero la evaluación sigue allí.

Shakugan no Shana Shakugan no Shana

La estrategia es parte de una batalla. Sin estrategia, incluso los ejércitos más numerosos y poderosos pueden caer. Esto incluye las acciones en función al escenario, como al planeamiento previo y el juego de posiciones y movimientos que se pueden entender de manera didáctica gracias al ajedrez. En Shakugan no  Shana es inquietante hablar de tácticas, ya que desde que han dado inicio estas batallas, se muestran combates en los que se hace uso de hechizos diversos. Se asume entonces que los movimientos en combate son indeterminables por la variedad de ataques y enemigos que hay en este universo ficticio. Sin embargo, según lo observado, el dirigente de turno siempre podrá aplicar rotaciones de combatientes buscando tener la ventaja en la batalla —como si de pokemon se tratara—, tener como objetivo snipear a elementos vitales del ejército rival —como en los juegos de la SPL— o como mínimo, asegurarse intercambios que favorezcan determinados sacrificios —equivalentes a los cambios dos por uno o tres por uno que se tienen en mente cuando se juega un TCG—. No se entra en detalles en la serie porque no es el tema principal, pero se debe sobreentender este tipo de desenvolvimiento. Lo otro es el despliegue de las tropas hacia ciertas posiciones —la comparación con el ajedrez es válida—, tomando importancia la predicción, la suposición y la prevención. Esto es más notorio, basados en la conversación entre Sophie y el resto de generales de Outlaw, y la de Decarabia con Fecor, en la que se comenta un ataque directo hacia el Seireiden, el cual es predicho eficientemente por el general al mando de los tomogara. Lo bestial es que entretanto los flame haze dudan sobre cuál es el momento oportuno para el ataque —no saben nada sobre Trinity—, Rebecca Reed y Khamsin se las arreglan para abrirse paso directo a la base enemiga.

Shakugan no Shana Shakugan no Shana

La guerra ha dado inicio y Wilhemina, quien al cierre del episodio no vuelve a aparecer, ha conseguido levantar al Tendoukyuu lo que adelanta un choque entre fortalezas que se presentará quién sabe cuándo. Shana encuentra en el ataque sorpresa de Rebecca y Khamsin la oportunidad ideal para el escape. Es urgente que la chica de fuego se una a la batalla, se requieren llamas y pronto, pero considerando que Alastor se encuentra acompañando a Yuuji, ¿qué se supone que puede hacer la joven tsundere? El poder devastador de Behemoth ha propiciado un final épico. En serio, puedo repetir esa escena final incontables veces.