"El teléfono no suena" es el nombre de un episodio de Neon Genesis Evangelion, allí tratado con mayor seriedad. Actualmente el teléfono móvil es una herramienta que sirve para algo más que para hacer llamadas a casa o para reportar la integridad. Dejando de lado las facilidades que los teléfonos inteligentes ofrecen —como acceso a redes sociales, correo electrónico, juegos y videos online, etcétera—, el recibir y hacer llamadas continúa siendo su principal motivo de existencia. Sin embargo, el volumen de llamadas que las personas suelen tener está fuertemente ligado a la participación social del individuo. Esto es el lógico resultado tras la proposición "mientras más personas estén interesadas en llamar", entonces, "más llamadas se recibirán". De todas formas, y lo que le sucede —asumo— específicamente a Sena es el contraste con "las llamadas que se quieren recibir" y lo de "el acceso que se le da a los demás al número". Bajo todas estas normativas se rige el oscuro mundo de los celulares, por lo que, considerando el fracaso en las relaciones amistosas de los personajes de Bokutomo, es enteramente natural la algarabía mostrada ante la revelación de la utilidad de este medio de comunicación ya no tan nuevo.
O eso creo.
Por cierto, ¿no se supone que el cuerpo está preparado para absorber sólo cierta cantidad de proteínas al día? Esto es importante porque entonces Yukimura quizá debió combinar algunos otros elementos igual de saludables y menos artificiales como espinacas o brócoli. Todo el mundo adora las espinacas y el brócoli. Además, el ser capaz de seguir órdenes literalmente es un atributo interesante para el trap maid de turno. Después de todo, si el "darle algo nutritivo" sin más detalle terminó en una masacre, me pregunto qué sucedería si se empezara un nuevo MMORPG con la expresión "hora de hacer rodar cabezas". O bueno, no, pero Kusunoki ha ganado un nivel y Maria no se aparecerá por el club por un tiempo. O yo no lo haría. Nadie lo haría. De hecho, extrañaría la alimentación nada balanceada de Yozora y eso es violentamente cuestionable.
Existe una predisposición por sobrevalorar y sobreemocionarse ante una primera vez. Cualquier tipo de primera vez. Es como si hacer uso de un servicio, ejecutar una acción, estrenar un objeto, participar en un evento, entre otros ejemplos genéricos, por primera vez resultase de alguna manera más especial que las próximas. Y es que realmente en múltiples circunstancias esa regla sí aplica. Por ejemplo, visitar por primera vez Machu Picchu es muy distinto que la segunda o la tercera. En este caso aplica la ley de lo nuevo, aquella en la que las impresiones que se ganan, sean positivas o no, en una primera impresión son más fuertes que las siguientes. Esto es así porque es lo que crea una primera conclusión y porque es la ocasión en la que se experimenta, se descubre, etcétera. Después de ello se podrían citar las veces en las que ser "primero" dota de un carácter especial una acción, sea en un saludo de cumpleaños o una bienvenida. La transición entre la felicidad por el descubrimiento y el factor competitivo con que la palabra "primero" es sazonada en una lista de posición —sea real o mental—, se presenta como consecuencia del sistema actual en la que las personas encuentran como una de sus principales motivaciones el ser mejores que otras y esto sólo es determinado por listados aparentemente objetivos que resaltan a los primeros lugares y olvidan a los últimos. Es una transición importante porque combinado a la ilusión de ser el primero en revelar un misterio del mundo o de compartir algo con otra persona, se encuentra también un sentimiento de victoria por ser el primero en conseguirlo.
Es normal sentirse excluido del tema que está tratando el grupo de vez en cuando. La falta de conocimiento con respecto a lo que está sobre la mesa se presenta con más frecuencia de lo que se piensa —aunque jamás se podría considerar a "celulares" como algo sobre lo cual permanecer en blanco—, esto exige, entonces, un patrón de comportamiento que por defecto deba dispararse ante este tipo de situaciones. La actitud de Sena frente a este escenario es terrible. De hecho, un comportamiento orgulloso, pretencioso y grosero no es bueno jamás; sin embargo, es como si ella cayera en ese desenvolvimiento siempre que siente que no encaja con el resto del club. Un mecanismo de defensa, probablemente, fingir desinterés para no revelar ni ignorancia, ni, sobre todo, un deseo intenso por contar con lo que otros ya cuentan, aquel deseo que podría convertirse en arma para sus rivales. El problema con su reacción es, por un lado, la poca sinceridad consigo misma —además, por tema de escala de valores la calificación es evidente—, pero, por el otro, lo pésima que es su actuación. Sena procura dejar claro que no está interesada en los móviles. Ella debería salir bien librada de la situación si es que ciertamente consiguiese convencer al resto de que esta es la verdad y no la contraria, la cual justamente es revelada por sus expresiones. Uno es libre de mostrar interés o desinterés por un tema en función a lo más o menos que el orgullo se vea afectado por cada uno de los eventos. Más que el orgullo, la integridad. Sea de manera indefinida o por un periodo determinable de tiempo, se puede retrasar el acercamiento al foco del asunto para cuando resulte más conveniente. No obstante, sea que se opte por confesar curiosidad o indiferencia, hay que hacerlo convincentemente. Más que nada cuando se tiene a una enemiga como Yozora al costado.
Y sí, Yozora nunca pierde tiempo para torturar a la gente a su alrededor. No es por maldad —eso creo—, sino es porque ellos mismos se lo buscan. Además, ser ruda es su manera de sobrevivir. Hay ocasiones en las que esto le resulta bastante bien y tanto su posición de líder y de entidad dominante —que por alguna extraña razón tienden a ser algo diferentes— no se ven afectados. Jugar con los sentimientos de Sena le resulta bastante sencillo. Más allá de lo obvios que son los intereses de la rubia, Yozora sabe cómo restregar el dedo en la llaga. La complicación surge en lo inconsistente de su interés por Kodaka. Es como si la amiga de Tomo-chan no tuviera algún plan en mente o supiera siquiera lo que está haciendo. Quizá su debilidad está en el amor. Entonces, mientras ella procura mantener todo su entorno bajo control gracias a su fuerte actitud, algunos de sus tiros puede que reboten y no resulten como lo había imaginado.
Éste es sólo un episodio de Bokutomo, no un resumen de todos los anteriores debido a mi weba infinita y porque a grandes rasgos lo recorrido hasta este punto no es ni mucho menos relevante. Entonces, en un intento por hacer lucir más profundo lo que en realidad es tratado con un relativo nivel de comedia dentro de la serie, es preferible detallar un capítulo, que tratar a la brevedad todos los restantes.
