24 de septiembre de 2010

De seguro el primer paréntesis de muchos

El examen final se acercaba, mi tercer mes en la empresa estaba por terminar y mis horas de sueño se habían reducido de unas muy largas nueve a unas escasas cinco diarias.


Dormir poco siempre me ha hecho sentir bien en el sentido de sentir que me exijo más de lo que debería exigirme, desde luego, en función al provecho que le pudiese sacar a esos minutos extras de trabajo. Sin embargo, el cómo empezó a afectar esto a mi desempeño laboral me estresó más de lo que consiguió hacerlo mi primera semana entera sin ventas. Y aunque sea difícil captar el ejemplo, lo que quiero decir es que me estresé mucho. Muchísimo.

Me estresé tanto que consideré el solicitarle a mi supervisor que me cambie a un nivel más bajo. Incluso, un par de días me tentó el quedarme en cama y faltar. Sin embargo, esta vez pude mantenerme arriba. Tal vez no haya sentido que estuviese haciendo lo que en realidad me gustaría hacer, pero sabía que "tenía que hacerlo porque tenía que hacerlo como tenía que hacerlo cuando tenía que hacerlo y más".

Cuando me comenzó a costar el ser optimista, el recibir con una sonrisa el ánimo de mis superiores y el alegrarme por mis pequeños éxitos, fue cuando me empecé a preparar mentalmente para el resultado de mi cierre de periodo de prueba (tres meses), el cual yo tenía casi la certeza no tendría un resultado positivo. Lo curioso ha sido que, y citando las palabras de mi supervisor "tienes cinco minutos para que te la creas", he terminado siendo transferido a un nivel más arriba. Sinceramente, no me lo creo todavía.

Y ya pasaron más de cinco minutos.

En fin, con esto no estoy seguro de cuánto tiempo más me aseguro en la empresa. Jonathan (el del móvil con los juegos de The Prince of Persia) mencionó que "nadie es imprescindible", en aquella ya pasada reunión cuando discutimos el futuro de Ana mientras que yo agonizaba con la peor migraña que he tenido en el año. Así que más que "asegurar" un periodo en la institución, debería de resaltar la aparente moraleja de todo esto: "yo permaneceré allí mientras quiera estarlo". Lo demás son superfluosidades.