14 de octubre de 2010

Jugando —o sufriendo— I wanna be the guy (Parte 2.5)

La rabia que se siente cuando juegas I wanna be the guy es especial. Es una mezcla entre querer arrancarte el cabello y destruir el teclado, con ese particular deseo de desahogarte con alguien cercano. No se consigue este sentimiento con muchos juegos. Sin embargo, aunque esta sensación se vuelva común, no al poco tiempo, pero sí en algún punto indeterminable del proceso llamado jugar este juego, hay momentos en los que los índices de frustración, irritabilidad, pensamientos asesinos, etcétera, llegan a tal grado que retener todo eso con un suspiro es algo por lo que siempre me voy a admirar. Es en serio, mi paciencia es increíble.



Tras ver el video varias veces me he percatado de algo bastante curioso. Justo ahora siento que eso es algo que ya le ha pasado a alguien más y que yo ya lo había vivido, pero es tan difícil de hacer entender a qué me refiero sin profundizar en el tema (cosa que no voy a hacer porque le haría perder la gracia al próximo video), que este último párrafo me lo reservo para mi propio entendimiento. Para que en el futuro sepa que cometí una burrada de esta magnitud.

Definitivamente sí habrá siguiente parte del recorrido. Deseo que sea una parte TRES propiamente dicha y no otro número decimal que exponga nuevamente mi... lo visto en el video.

Dr. Willy caerá.