16 de octubre de 2010

Ratones shamanes

Tontear por la red me ha permitido toparme con un sinfín de cosas. Algunos temas interesantísimos pero irrelevantes (la mayoría de los que llaman mi atención son de esta naturaleza), otros un tanto retorcidos (unos más, otros menos), y muchos otros bastante complejos, a estos últimos, con seguridad, los revisaré una y otra vez sin recordar haberlo hecho previamente. Sin embargo, entre todo el stuff con el que me puedo topar en Internet, siempre es una grata sorpresa el darme de cara con un videojuego sobre ratones.

Porque mi trauma con los rodeores animados es serio.

Transformice es un juego flash online increíblemente simple y random. En él, se es un ratón y se tiene que alcanzar un pedazo de queso ubicado en un punto del escenario para luego cargar con éste y dirigirse a la ratonera, todo esto con un límite de tiempo, rodeado de otra veintena de roedores más e interrumpido por una ingeniosa cantidad de trampas y mapas maliciosamente diseñados. Como apoyo, uno de entre todos los participantes es elegido al azar como ratón-shaman, el cual posee habilidades mágicas poderosísimas como aparecer cajas, plataformas, globos, yunques, agujeros de gusano, etc, de la nada y también de generar pequeñas explosiones, escalones chispeantes y unas bolas empujadoras que en ocasiones resultan mortales.

Lo genial del juego es que la combinación de todos estos elementos le dan aquel toque indeterminable que tanto me ha agradado siempre desde juegos completos como Worms hasta ataques precisos como el del reaver en Starcraft (reaver, reaver, reaver!). Las plataformas no siempre son lo que uno piensa, el queso no siempre está donde se supone que esté, el shaman no todas las veces es tu amigo (you bastard!) y el universo Transformice no es que respete precisamente todas las leyes de la física que conozco. En fin, con no sé qué infinidad de mapas para probar y con lo genial que es ver a usuarios no querer ingresar a la madriguera y ser perseguidos por el ratón mágico, quien busca asesinarlos; creo que ya le agarré cariño a otro juego flash después de lo de Nanaca Crash.



¡Y tiene ratones!