15 de diciembre de 2010

Shiki: Prólogo de un Contraataque (Parte 2)


Sotoba llevaba a cabo un festival esa noche. Ozaki se encontraba con Chizuru conversando sobre el pasado de ésta y, de alguna manera u otra, consigue convencerla de salir a pasear por la festividad. A pesar de que la shiki se muestra algo insegura al inicio, el doctor consigue persuadirla recordándole que, después de todo, él se encontraba bajo su control y ante cualquier imprevisto, bastaba con que le ordenase algo.


En el paseo, se encuentran con algunos aldeanos, y mientras el aire sagrado del festival empieza a incomodar a Chizuru, Ozaki se preocupa por animarle a continuar. El deseo de caminar por un festival de la madre de Sunako son lo suficientemente grandes como para llegar hasta el punto de lo insoportable. Aparentemente la presión que sentía la shiki en pleno evento era tal que no podía ocultar el gesto de incomodidad de su rostro.


En ese punto, el doctor sugiere trasladarla a otro ambiente para verificar por qué se sentía mal. Desde luego, Chizuru se niega y le ordena regresar; sin embargo, por algún otro misterioso motivo, Toshio hace caso omiso de la orden y continúa sugiriendo a los aldeanos que le ayuden a llevársela. Ante tal situación, se produce un pequeño forcejeo en el que una retorcida verdad sale a la luz. Y, con ella, se daría el inicio del contraataque.



La cara de Ozaki no tiene precio. Y la sensación que recorrió mi cuerpo en ese momento, tampoco. Toshio no podía acabar así. Y si tengo que adivinar de quién podría ser esa otra mordida, no puedo pensar en otra respuesta que no sea Natsuno. Y, si embargo, si no resulta ser así, sería todavía más cuestionable.


Lo que sucede a continuación es un remate que no tenía previsto. El señor Shimizu reconoce el aroma de Chizuru como aquel perfume de mujer que se percibía en la habitación de su hija, Megumi, los días previos a su muerte. Toshio, desde luego, le confirma la sospecha, la shiki que tenían en frente era precisamente la asesina de la hija de los Shimizu. Con eso, se declaró el jaque mate y lo que vino después del grito enfurecido del padre de Megumi, fue una avalancha de personas buscando corroborar que la tipa que tenían en frente era justamente una no muerta.


El corazón que no late, la temperatura corporal, el no respirar, son pruebas irrefutables del estado de Chizuru. Por muy escépticos que sean los pobladores de Sotoba, eso no significaba que fuesen unos necios. Pruebas son pruebas, y lo que ellos, muy dentro de sus corazones ya sabían, pero que sus mentes les obligaban a no creer, estaba demostrado. Finalmente tenían la certeza de que los shikis existían.


El contraataque de los pobladores del castillo-fortaleza fue casi inmediato. Seishirou y Atsushi llegan al rescate, pero son violentamente detenidos por el padre del piloto, Tomio-san. El impacto que tiene el señor Ookawa sobre su hijo es muy marcado, así que el joven decide retirarse aún cuando toda la ventaja la tenía él y su compañero Kirishiki. Con esto acontecido, la suerte de Chizuru estaba decidida, no le iban a dar oportunidad para que escape, de eso nada.


Está claro en este punto que la aldea Sotoba no se va a quedar quieta. Sin embargo, que el contraataque sea efectivo va a tomar más de un solo capítulo. Y sólo si no es ya demasiado tarde. Seishin continúa al lado de Sunako, Natsuno no ha hecho todavía nada de forma explícita. Y, sí, Kaori está demente desde la desaparición de su hermano.

Tengo que encontrar una forma de que las imágenes no ocupen tanto espacio. Como sea, habrá parte tres.