18 de julio de 2012

The Binding of Isaac: Pueden tomarlo como una introducción

Creo que el fin de semana pasado, mi primo vino a visitarme y las intenciones de jugar a algo no se hicieron esperar. No tengo ninguna consola, nunca fui el gamer de Nintendo, PS o XBOX, el único ludo-paralelepípedo electrónico que tuve fue el SNES, y eso fue hace muchos años atrás hasta que se decidió guardarlo en una caja debajo de la cama de alguien que ahora mismo no puedo recordar. Es interesante, entonces, ver cómo la computadora se convirtió en la alternativa perfecta para mí, inicialmente sólo por su capacidad para ejecutar emuladores y ROMS, y, más tarde, gracias al bendito contrato con la ISP local, eso es, internet. Quizás me estoy desviando un poco del tema —no, definitivamente lo estoy haciendo—, pero ha de entenderse que cuando leo sobre juegos, veo videos acerca de ellos, sean noticias, recorridos, reseñas, funtage, etcétera, el noventa y ene por ciento de las veces tienen que ver con .exe para ordenador. The Binding of Isaac fue nuestra elección, dejando de lado Super Meat Boy, Touhou, las ROMS de SNES —que aún las tengo—, Transformice, Portal y otros más, el ajustado RPG del niño con problemas con su madre —la cual no es la definición de una línea más adecuada, pero se entiende— fue lo que elegimos. Y al día de hoy, casi dos semanas después, la versión Wrath of the Lamb ha sido alcanzada, motivándome, por un lado, una vez más a grabar walkthroughs para mi canal de YouTube, pero por el otro, listo para crispar mis nervios con su caótica aleatoriedad —¡háganlo valer!— y sus escenarios atractivamente horripilantes. Pueden tomar esta entrada como una introducción a un potencial nuevo segmento del site, después de todo, lo que me ha terminado de inducir a confesar todo esto, ha sido mi último viaje por los sótanos de la casa de Isaac, tal y como muestro más abajo.

tboifetus

Bueno, no, más abajo.

The Binding of Isaac es un juego que exige un mínimo de conocimiento sobre el trato que se le debe dar a los entornos de los RPG, eso es, saber que la exploración es primordial por la simple relación entre un mayor número de habitaciones, y los potenciales ítems a encontrar. Sin embargo, aquel que niegue que el factor suerte es inexistente, por sobre la experiencia, no hace más que mentir, y esto se debe a que nuestro personaje es muy dependiente de los objetos. Pero aquí es cuando mi juicio gana problemas a la hora de analizar este título; por un lado, odio todos los juegos e incluso sistemas basados en la suerte, desde el juego de pasar el globo en el que participan los pequeños en las fiestas infantiles, pasando por los tragamonedas pequeños —los de frutas a diez céntimos— y grandes —sí, he entrado una vez a un casino, lo curioso es que yo era menor de edad y fui arrastrado por mi mamá sólo por curiosidad—, hasta el Solitario, los mapas mal creados en Transformice, la pérdida de opciones de Buscaminas, los juegos de peleas en niveles bajos, entre otros ejemplos específicos. Posiblemente odiar sea una palabra muy fuerte, pero claramente se puede apreciar mi desagrado por lo aleatorio cuando existe una «recompensa» de por medio. En donde recompensa puede significar una gran variedad de cosas, pudiendo extrapolarse incluso a la vida real. Sin embargo, por el otro lado, The Binding of Isaac claramente requiere habilidad, se puede tener el set más poderoso posible y aún así perder por no saber esquivar los ataques enemigos, por no identificar patrones de movimiento, pasar por alto elementos ocultos, malgastar skills, ser terrible con la múltiple tarea de moverse y apuntar a la vez. Y eso es lo que me gusta de todo juego, que suponga un reto, no uno ridículo como en el caso de Kaizo Mario, en el que la jugabilidad se extravía, no tan ajustado como las ediciones de Touhou, las cuales disfruto siempre hasta cierto punto, pero debo admitir que al final me superan, no vano, como el de los MMORPG, los cuales yo entiendo están orientados más a recrear una aventura extensa y fomentar la formación de guilds y derivados, pero no dejan de ser vacíos, ajenos a la lógica del mundo de la competencia transparente que indica que la práctica y el esfuerzo hacen una diferencia; sino estratégico, como lo que salva a Pokemon de estar en mi lista negra —a los que crean que sólo se trata de hacer subir de nivel a su pokemon principal y pasar la liga, les invito a probar Pokemon Online—, de aprendizaje escalonado, que incluya la fórmula mágica de Blizzard, «fácil de aprender, difícil de perfeccionar»; y todo esto último lo incluye The Binding of Isaac.


Por lo tanto, éste es un buen juego, uno que se puede disfrutar no una sola vez, sino muchas, muchas más, lo cual puede que su mismo sistema de vidas lo exija, pero espero que se pille el punto. The Binding of Isaac ha sido elegido como el juego con el que reabriré mi colección de videos de YouTube, posiblemente seguido de Happy Wheels, Transformice y Slender, siempre que mi PC me permita grabar sin generar retrasos. Además, creo que ya lo he contado, no sé si por Twitter o aquí, pero la verdad es que hubieron dos motivos por los que dejé de subir videos a internet, principalmente porque no encontraba títulos nuevos e interesantes, y luego porque mi micrófono se averió y hasta ahora no me hago con otro. Entonces, entretanto voy a Radioshack y me compro uno nuevo, permítanme contarles la historia sobre mi último recorrido por los calabozos de The Binding of Isaac.

isaac tboi2

He tenido sets muy poderosos, en mis últimos rushs solamente, eso es, en la pasada semana y media cuando retomé el juego, me hice con un súper rayo que su única pega era que requería carga cerca de un segundo, pero, después, cuando atacaba, atravesaba enemigos, tenía rango ilimitado y el daño era full, destruía monstruos en fila de un disparo bien dado. Por sobre eso, mi agilidad y cantidad de corazones fue decente. En otro recorrido, me gané ese coso verde que pueden ver en la imagen de arriba, tenía un retardo algo pesado al ser lanzado, pero también era arrollador, de daño masivo —vieran cómo les bajaba el HP a los jefes— y atravesaba objetos. Mi cantidad de corazones junto a mi habilidad para envenenar complementaban mi combinación de turno.

002004 006005

No obstante, y esto es de lo que quería hablar desde un principio —en este punto no sé por qué me he extendido tanto, yo sólo quería ser feliz contándoles mi éxito—, cuando creía haber obtenido los sets más geniales, mi recorrido de esta noche me presentó una combinación tan poderosa, tan poderosa, TAN PODEROSA, que hasta pude matar al último jefe sin tener que moverme. Gracias a un ítem de esos que se activan con barra espaciadora, pude ganar corazones blancos, los cuales al final del nivel se convertían en corazones rojos, entonces, como se puede apreciar —pero no completo—, superé el límite de 12 vidas, de hecho, si conté bien, alcancé los dieciséis más algunos azules. Sobre mi movilidad, pueden ver que mi velocidad era decente, pero lo mejor es que podía volar. lo que me permitía cubrirme sobre las rocas o refugiarme en los espacios vacíos para esquivar enemigos y proyectiles. Lo más hermoso era mi ataque, un rayo láser continuo que atravesaba objetos con un daño de cuatro puntos: destrucción de todo. ¡Pero eso noe ra todo! Tenía la bola roja que me ayudaba a bloquear ataques y a disparar, una mosca roja agresiva, mi especial broodlord que spammeaba moscas azules en cada disparo efectivo, lo cual combinado como mi láser continuo me daba como quinientas moscas que destruían todo sin que yo apunte, una bala perseguidora, y, muy al final, la biblia, que me permitía aniquilar al corazón de la madre —todos estos nombres son reales— de un sólo ataque. Superen eso, he dicho. Y ala, esto era todo lo que quería mencionar, tanto la promesa de retomar las grabaciones de videos, como el relato de mi genialosa aventura de esta noche. Sean felices.