24 de noviembre de 2010

House MD: Poncio Pilatos, Oncólogo Malentendido

Se me hace difícil creer en milagros. Es decir, en ese tipo de milagros que alteran aquellos principios que la ciencia se ha dedicado en establecer en los últimos cien años (por poner un número). Será que este escepticismo es un fenómeno de este siglo en el que, es evidente, se han terminado de descubrir tantas cosas que el figurarse como cierto cualquier evento con tendencia mágica resulta vano y delata una ignorancia retorcida.

No existe la magia. No existen los milagros.


Soy católico, bautizado y confirmado. Sin embargo, con el transcurrir de los años he ido aprendiendo cada vez más leyes físicas, más variables químicas, más reglas biológicas y, por alguna extraña razón, he terminado desarrollando una curiosa reacción ante todo tema que incluya probabilidades. Al inicio, me esforcé, de corazón, en mantener mis convicciones religiosas a la par de mis más recientes certezas científicas. Me inventé un mundo en el que explicaba todo según las nuevas reglas que había ido aprendiendo y lograba que todo encaje con lo que me enseñaron en mi colegio y en la catequesis de confirmación.

Pero eso no podía ser así.

De ser por mí hubiese mantenido esa armonía dentro mío hasta el fin de mis días. Arreglando todo a mi conveniencia para no lastimar ninguna de mis dos creencias. Hasta que un amigo me abrió los ojos. Es verdad que se puede explicar todo de tal forma que ambas partes no pierdan sentido alguno; obviando algunos puntos, adaptando otros, etcétera, pero se puede. No obstante, los testimonios de la Iglesia, así como todo lo que dicta la Biblia y todo lo que literalmente se exige que se acepte a ciegas (cofcoffecofcof), debe ser asimilado tal y como la santa institución lo pone sobre el papel. No modificaciones, no convenientes interpretaciones.

Y eso no puede ser compatible con nada.

Yo sigo creyendo en Dios. Un concepto de Dios convenientemente alterado. De la misma manera, no creo en la suerte por definición, pero sí con la respectiva explicación manejando probabilidades. No pienso que rezar altere algo en el flujo del universo por la acción en sí, sino dependiendo de lo mucho o lo poco que este acto influencie al ejecutor. Siento que muchos hechos de la Biblia son implanteables, teniendo en cuenta que el que no se pueda demostrar lo contrario no significa que sean verdad. Simplemente hay algunos puntos inexplicables fisiológicamente hablando. Pero ese libro tiene mensajes geniales (por no usar la palabra maravillosos, ya que me sentiría como mi papá), sólo debatibles cuando se le busca lo sucio al agua microfiltrada.

Win.

El capítulo de House MD, Small Sacrifices, es el responsable de esta tan larga introducción. Lo cierto es que pude obviarla, pero no había encontrado mejor ocasión para plasmar, aunque a grandes rasgos, las variaciones en mis certezas en los últimos cinco años.

No es la primera vez que el cínico doctor se topa con un fanático religioso. Existe incluso un capítulo mucho más específico, House contra Dios (en español), pero por esos días yo no le daba esta utilidad al blog. Es uno de mis episodios favoritos, btw. Esta vez, se trata de un paciente que señala el caso de su hija como claro ejemplo de la grandeza de Dios. Ella tenía cáncer terminal hace unos años, él decidió crucificarse cada año a cambio de la salud de su pequeña. Curiosamente esto funcionó.

(...)
House (entrando): Servicio de limpieza.
House (al paciente): O estás loco. O expiando alguna travesura... y estás loco.
Masters (al paciente): Él es doctor.
Paciente (a House): No estoy expiando nada.
House: Eso lo responde, gracias.
Paciente: Mi Marisa (su hija) fue diagnosticada de cáncer cerebral terminal. Etapa IV de glioblastoma. Cuando los doctores le dijeron que le quedaban dos meses de vida fue cuando realicé mi negociación.
House: ¿Con su compañía de seguro de salud?
Paciente: Con Dios.
House: ¡Ah!
Paciente: Le dije... que me clavaría a una cruz cada año para mantenerla con vida.
House: ¿Cómo va esa negociación? ¿Su baratija con arito y Dios contaron?
Paciente: Tres semanas después, ella ya no tenía cáncer. Y eso fue hace cuatro años.
House: Poncio Pilatos... oncólogo malentendido.
Paciente: Mi ex-esposa también cree que estoy loco. Se mudó la primera vez que hice eso.
House: Bueno, al menos tu hija tiene un ejemplo viable.
Niña (a House): ¿No crees en Dios?
House (a la niña): Lo hice. Entonces, me salieron pelitos enroscados.
Niña: Entonces, ¿cómo piensa que me curé?
House: Tal vez fue mal diagnosticado en primer lugar.
Paciente: Ustedes tienen su respuesta, doctores. Nosotros tenemos la nuestra.
House: Determinismo causal. Estamos atados a necesitar respuestas. El hombre de las cavernas que oyó un crujido en los arbustos y verificó qué era vivió más que el tipo que asumió que sólo era una brisa. El problema es, que cuando no encontramos una respuesta lógica, establecemos la estúpida. Los rituales suceden cuando se nos acabó lo racional.
Chase (a House): Si terminaste de burlarte de él, necesitamos prepararlo para una punción lumbar.
House: Bien. Otro agujero en él realmente haría el día de Dios.
(...)

De izquierda a derecha, Marisa, paciente de quien no recuerdo su nombre, y Masters.

No voy a racionalizar más de lo que el mismo House se encargó de racionalizar dentro de la serie. Creer en Dios no significa recurrir a rituales. No todos los creyentes son igual de fanáticos. No hay nada dicho sobre que negociaciones con Dios funcionen. Es sólo que el corazón del episodio está planteado así. Ahora, aceptando estos hechos como los que se están presentando en el capítulo, nada más que eso, pero también dándole la importancia del caso, se concluye: "de todas maneras, siempre suenan así de irracionales".

El enfermo de turno desarrolla distintos síntomas a lo largo de los cuarenta minutos del episodio, entre los cuales están parálisis, dolor crónico, un problema facial (algo así como afectación pseudobulbar), pérdida de dientes, entre otros. El equipo de House termina por descubrir qué es lo que padece y, tras determinar la mejor medicina para el tratamiento, se dan cuenta que es algo que el paciente no aceptará: tratamiento con células madres. Es en ese momento cuando el doctor en jefe recurre al engaño para convencer al tipo que en esos momentos sonreía cuando algo le dolía, indicándole que, de hecho, su hija no había superado el cáncer, lo que significaba que Dios había roto el trato. Cuando el paciente empieza a recuperarse, el diálogo final sazonado con el cinismo habitual se presenta.

Tiene algunos puntos interesantes.

(...)
House (mostrando placa): Tenemos algo que mostrarte. La tomografía de tu hija. Está limpia. Ella está bien. Mi error. Intercambié su examen con el de Marion Silver... Marisa Silva (el nombre de la hija del paciente)... Eso es creíble, ¿no? Como sea, buenas noticias para ti, malas noticias para Mrs. Silver.
Paciente: Me engañaste. Dios no rompió nuestro contrato. Yo lo hice. Tú me tentaste. Yo me dejé llevar.
House: Y Dios va a castigarte por eso.
Paciente: Él debe hacerlo.
House: Porque si no... Bien, eso podría sorprenderte, ¿no?
Paciente: Lo hará.
House (mostrando otra placa): Bueno, por eso estoy tan confundido... con esto. Ésta es tu resonancia magnética. Muestra mejoras notables. Estás mejorando. Chequeé dos veces el nombre de éste. Pero no todas son buenas noticias. Este paciente está jodido (mostrando otra placa). El término técnico es "muerto como un clavo"
Paciente: Quién es él.
House: Dios. Rompiste tu trato con él. Tu hija está bien, tú estás mejorando. Nada malo pasó. Lo cual sólo puede significar una cosa: no hay Dios. Por supuesto, si tu hija es golpeada con un meteorito hoy, tendría muchos huevos en la cara.
Paciente: Jajaja.
House: Estás sonriendo. Asumo que significa que eres miserable.
Paciente: Significa que soy feliz. No significa que Dios no exista. Sólo significa que él... él es verdaderamente misericordioso. Mi hermosa Marisa estaba bien. Dios es todo sobre amor.
House: ¿Castigo es una prueba de Dios y... no castigo es una prueba de Dios? Ingenioso argumento.
Paciente: La fe no es un argumento. Me gustaría ver a mi hija.
(...)

Hace falta más de una pic para captar el gesto cínico de House.

Para cerrar, tengo que decir que si la entrada tiene este toque medio diferente a las demás, es sólo y tan sólo por los diálogos empleados en House MD que se prestan para este tipo de cuestionamientos retorcidos. Normalmente permanencen inside, pero en algunas ocasiones terminan siendo exteriorizados en lugares más o menos apropiados. Ahora le ha tocado a mi blog la oportunidad de albergar este contenido asdfeoso. La conclusión del día es simple, la lógica que intenta explicar el mundo con las leyes aprendidas por la ciencia y la lógica religiosa son incompatibles. Porque la fe no es un argumento(?).

Ok, no sé.