1 de noviembre de 2010

Hayate no Gotoku: ¿Cuarta pared? ¿Quién dijo cuarta pared?

Cuando el Saimoe acabó declarando a Azusa como vencedora, actualicé el blog con una entrada en la que dejaba indicado que ponía a Hayate no Gotoku en mi lista de animes por ver. De ninguna manera porque tuviera que cumplir mi palabra sino más bien por la curiosidad misma de conocer a Nagi Sanzenin, di por iniciado el anime del desafortunado mayordomo con toda la emoción del mundo. Y me he llevado de las mejores impresiones del universo.

Tiene un tigre que habla.


Tama (que así se llama el tigre) en la primera escena en la que habla

Hayate no Gotoku tiene todas las características que me agradan de una comedia: malentendidos, humor absurdo, cuarta pared, eventos físicamente implanteables, violencia y más. Y lo mejor es que tiene muchísimos capítulos. Lo cuestionable aquí es que lo normal es que no me agraden las series extensas, pero lo que es cierto es que si alguna de esas series largas que no me han agradado hubiese llegado a arrancarme la risa que ha conseguido sacarme lo de Hayate, con gusto me hubiera terminado dos temporadas de cincuenta capítulos.

Y muy probablemente más.


Hayate no Gotoku (Opening)

Un corto (pero no tanto) resumen del primer capítulo sería así, Hayate es un muchacho con una suerte apestosa. Sus padres son unos ludópatas que gastan todo dinero que llegue o no llegue a sus manos, así que es el joven protagonista quien tiene que trabajar a su corta edad para conseguir las provisiones necesarias para sobrevivir. Entonces, sus padres lo abandonan dejándole un interesante regalo de navidad: una deuda de 156804000 yenes. Perseguido por la gente muy generosa a quien debe dinero, conoce de alguna manera u otra a Nagi. Tras descubrir que la pequeña pertenece a una adinerada familia, decide poner en marcha un retorcido plan dando pie a un primer malentendido (es difícil de explicar, pero mientras Hayate le explica su plan de secuestro para conseguir algo de efectivo, ella cree que le está confesando su amor). Un par de "¡cómo puede tener tan mala suerte!" después, el desafortunado chico termina yendo a rescatar a la ojou-sama de un grupo de verdaderos secuestradores. Después de conseguirlo, una agradecida y obviamente todavía confundida por la pseudo confesión de su rescatador Nagi decide darle un trabajo dentro de su mansión: ser su mayordomo personal.

Malentendido muy difícil de explicar.

En los días que han pasado desde que el Saimoe terminó, aparte de los animes de temporada, he avanzado hasta el capítulo diez de esta comedia. Me he detenido un momento para crear esta entrada acerca del tema no precisamente porque diez sea un número redondo, sino porque el susodicho episodio ha sido de lo más absurdo, cargado de referencias, absurdo, cíclico, absurdo y absurdo que ha habido hasta ahora. Debería decir algo más acerca de él, pero la única palabra que se me viene a la mente es ésa, absurdo.

Y me agrada lo absurdo, sí.