12 de septiembre de 2011

Tamayura: Potte y su Rollei (y los postres de mandarina)

Una personificación de los sentidos es lo que expone Tamayura. Es como si la propuesta consistiera en aprehender el mundo de Potte a través de los personajes, claras expresiones de los sentidos; lo interesante es que resulta bastante bien, porque gracias a las protagonistas se puede percibir de una manera bastante real el cómo es allí dentro, el qué es lo que sienten, el qué es lo que quieren. Entonces, mientras se pretende rodear al espectador con ese ambiente cargado de tranquilidad y felicidad —porque ciertamente resulta relajante— y se contagia con el ritmo con el que perciben los personajes su entorno, así como se le agrega el aire de nostalgia, sueños, deseos y aspiraciones; la serie se las ingenia para pegarse a la audiencia, atravesarla y dejarle huellita de una muy especial forma.

vlcsnap-2011-09-13-00h35m23s97

Los cuatro capítulos de Tamayura cumplen con presentar al grupo protagonista, aunque sólo alcance a profundizar en los pensamientos de Potte —me pregunto si eso será así durante toda la temporada de anime o ha sido algo ocasional—, se trata entonces de una pequeña —literalmente— quien ama la fotografía. Serán los genes, serán los recuerdos, será la nostalgia, o quizá la admiración que sentía por su padre, o las ganas de no perder el vínculo, o el deseo de ver a su hermano contento, o una mezcla compleja de todo esto y más; lo que lleva a la patosa Fu a interesarse a tan corta edad en esta curiosa área. Es esto, y la misteriosa presencia de lo que se denomina en la serie como tamayuras —unas extrañas luces o manchitas, que no estoy seguro, aparecen en algunas de las fotografías—, las cuales sólo se dignan a aparecer en capturas muy especiales. Sobre todo en aquellas en donde los sentimientos enfocados son lo suficientemente intensos. Es ésa, en resumen, la habilidad especial de la joven Sawatari, por sobre el plasmar en una foto algún momento u objeto, también ser capaz de, en dos pasos, materializar y hacer imperecedero aquel sentimiento único a su alrededor.

vlcsnap-2011-09-12-23h50m54s56

Las demás chicas son toda una orquesta alrededor de la fotógrafa protagonista, Kao-tan, quien adora los olores —mira que reconocer a alguien a distancia sólo por su aroma—; Norie, quien tiene una retorcida debilidad por lo lindo —eso es, sobre todo por el pequeño hermano de Fu—; y la más cuestionable creación de la humanidad, Maon, la tipa de los silbidos —en serio que es perturbador—; se les puede ver a cada una dejándose llevar por sus traumas personales, así como siempre dispuestas a compartir un evento más entre ellas. En todo caso, si bien los episodios retratan días de escuela, a diferencia de otros slice of life, las actividades no se centran en el colegio, sino que todo lo contrario. No estoy seguro de cuántos lugares distintos puede tener una ciudad, ni qué tan seguro sea en la realidad visitar montañas y zonas inexploradas, pero hay que agradecer a Sayomi onee-san la mitad de las aventuras que pasó el grupo principal en estos días. Resulta refrescante ciertamente y cumple a la perfección, dado el trauma de Fu por tomar fotografías: a más escenarios, mayor variedad de sitios los cuales capturar.

vlcsnap-2011-09-14-18h43m20s248

La búsqueda del lugar en el que se tomó la foto del padre de Potte, aquella repleta de tamayuras, es el motor de la colección de OVA. Sobre este tema principal, se mueve la explicación de la determinación de la protagonista, de los motivos de su afición, del inicio de sus relaciones con los demás, y, con ello, de la ejecución de todos los eventos en los que se participa a lo largo de los episodios. La conclusión es genial, si bien es cierto el toque nostálgico es innegable, siempre haciendo contraste con la agradable actitud del resto de la pandilla y de lo bueno que aparenta ser el mundo en el que se desenvuelven —ya sé que es normal en este tipo de animes, pero en Tamayura se puede hacer énfasis en este aspecto—, el camino hacia el descubrimiento del escenario de la fotografía les permite compartir distintos momentos, alegrías —y dolorosas caminatas— y demás. Al apoyarse en un recuerdo, se crean unos nuevos, entretanto estos sean buenos, habrá valido la pena rememorar. Eso es lindo, definitivamente.

vlcsnap-2011-09-14-18h42m52s226

Es un hecho que continuaré viendo Tamayura en la actual temporada de anime. La impresión que me llevo es la de una serie que cumple con relajar y transmitir una curiosa felicidad. Los personajes son un encanto y desde que me topé con aquella antigua reseña de Sakura en la revista Sugoi, adoro los entornos apacibles en donde, pese a que se supone los personajes han pasado por alguna extraña experiencia, siguen siendo transparentes y bienintencionados. La vida es dura, y éste es un espacio idílico, pero a veces es bueno sentarse y olvidarse de lo complicado que puede ser la realidad, no en negación, sino con la intención de ver las dificultades desde otro punto de vista.