Two and a Half Men ha partido con exactamente la misma esencia. Entre lo nuevo está un protagonista menos sarcástico y hombres desnudos en cada episodio —hasta el momento—. Nada de lo cual asustarse —no mucho—, sobre todo porque al menos a Alan era ya costumbre verle partes que no se debían ver en momentos que no eran muy oportunos. Entonces, mientras que la presencia de Walden resulta más cómoda de lo que uno podía suponer, y entretanto, pese a tener la misma tendencia, la secuencia de eventos gira en torno a un centro de características muy distintas —vamos, que comparar al informático Schmidt con Sheen, por el momento, es bastante complicado—, surgen preguntas como "¿qué tanto tiempo mantendrán el aire fresco dada la renovación?", "¿cuánto se podrá explotar al nuevo personaje?", "¿cuándo se empezará a percibir la disminución en los índices de ironía?", entre otras. Aunque las cuestiones más curiosas son las que involucran a Rose y al farmacéutico drogadicto.
Y no, nada de hombres desnudos ni abrazos de hombres desnudos en el blog. No por ahora.
