25 de septiembre de 2011

Shakugan no Shana: Tsundere, Tomogara y Fuzetsu

En un mundo en el que monstruos asesinan humanos sin que estos puedan hacer algo para defenderse o siquiera darse cuenta de lo que sucede, hace su entrada un joven llamado Yuuji. Mientras se prepara para morir de manera inevitable a manos de un gigante de cabeza enorme, aparece en escena una chica de cabellos rojos quien se encarga de salvarle aquella vida que hasta ese momento el todavía estaba seguro de tener. Tras enterarse de la verdad del universo, la crisis existencial sazonada con una serie infinita de preguntas —que cumplen de muy buena manera como FAQ— no se hace esperar. Shana, entonces, le explica con pocas palabras acerca de los tomogara, los flame haze, los reyes de Guze, el cómo él ya no es humano, sino un mero objeto y de la misma manera, le revela lo poco que le falta para desaparecer.

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Ésta es la segunda reseña que hago sobre la primera temporada de Shakugan no Shana. La anterior consiguió desaparecer de manera misteriosa luego de unos "retroceder" y "avanzar" que he jurado nunca más repetir. Diría que éste es un artículo presentado bastante a destiempo, pero que de todas maneras aplica por lo inminente de la última secuela de la franquicia.

Más que sobre los personajes y los sucesos desarrollados a lo largo de los veinticuatro episodios, lo que resulta más intrigante es el universo sobre el que se mueven. Básicamente, los tomogara son los malos de la historia, buscando poder de existencia, el cual aparentemente sólo los humanos lo contienen, sea que esto último halle su explicación en lo de las siete dimensiones —específicamente en la diferencia entre la segunda y la tercera—, o porque sea otro de los parámetros de la serie que se aceptan por defecto, los flame haze, seres que realizaron un contrato con un rey de Guze, existirían para detener las retorcidas acciones de estos malvados. Hacer énfasis en que el objetivo real de un flame haze no es salvar las vidas de las personas, sino mantener el balance en el mundo.


Los tomogara son seres que tienen sus propias y egoístas metas —con excepciones—, convirtiéndose en una representación de entidades con libre albedrío que nunca llevaron esa clase en la que se explicaba la diferencia entre libertad y libertinaje. Es cuestionable, porque los discursos moralistas siempre son un fastidio, pero las acciones de estos sujetos tienden a ser poco éticas y eso les condena. Es como si no estimaran a los humanos como entes conscientes, sino que los viesen como simples fuentes de recursos para abastecerse de poder de existencia. Por otro lado, los flame haze tienen su origen en un contrato con un rey de Guze. Se sabe que, casi en su totalidad, estos guardianes del equilibrio están motivados por el odio hacia los tomogara, un deseo de venganza, de eliminarles por motivos personales. No se consideran humanos, sino herramientas de sus contratistas, por lo que tampoco tienen como prioridad, ni se preocupan por proteger de manera directa a las personas, sino que lo consideran una consecuencia de su fin único.

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Pero, ¿de dónde surge el poder de existencia, y qué tipo de compensación reciben los flame haze para continuar motivados en combatir contra los tomogara por toda la eternidad? Si cada persona en el mundo tiene un peso en el universo, por lo que cada nacimiento hace más densa la concentración de energía. Qué es el equilibrio entonces, si se tiene inicialmente "x" poder de existencia en el universo, si nace alguien más, eso lo pondría, sólo para ejemplificar, en un "x más uno". Si un tomogara aparece y se devora a esa nueva vida, pues estaría regresando al universo a su estado original y no habría problemas. Lamentablemente, es un tanto distinto, el ciclo de poder de existencia no se limita a la vida de las personas, no se trata de un vivo o un muerto más para mantener el equilibrio, puesto que no tiene nada que ver con la población de la Tierra, sino que involucra lo que por definición significa "existir". Eso explica por qué cuando se es atacado por un tomogara, no es que las personas que conocen a la víctima padezcan su pérdida, sino que sólo le olvidan para siempre, nunca estuvo allí, jamás existió. Con ello, la pregunta continúa, ¿qué es el equilibrio? Los flame haze se preocupan por generar antorchas para hacer más llevadera la desaparición de un ser, eso es, transforman en gradual su muerte para evitar fuertes impresiones que pudiesen afectar la realidad. ¿Se debe esto sólo a que el universo de Shana es violentamente inestable? Si desaparece alguien sin aparente motivo, y los seres humanos se percatan de ello, se entraría en estado de alarma, quizá pánico en algunos sectores, actuación e investigación en muchos otros. Nuevamente, no es por los humanos por quienes se preocupan, sino por alguna posible catástrofe, alguna distorsión que podría cambiar por completo el mundo. Eso es que ciertamente las existencias no son importantes, puesto que con un reemplazo temporal basta, el universo queda parchado y mantiene su solidez. Es como un edificio, se destruye alguna columna, pero los flame haze cumplirían con realizar los reparos necesarios para que eso no afecte la estructura global.

A excepción de Shana, cuyo aparente sentido de la responsabilidad o su preocupación por el universo es único, ya que si no le interesan los humanos y no tiene ningún odio contra los tomogara, su única motivación es el proteger el espacio en el que habita; el resto de flame haze está motivado por el rencor. No es que inicialmente no sea una buena causa, ya que permite que se enfoquen en eliminar tomogaras más que en proteger seres vivos, retira dudas en el momento de la batalla y les vuelve comprometidos con su trabajo a un nivel muy personal, pero esto tiende a desgastar en demasía la mente de los guardianes de turno. Se puede contrastar eso con lo debatido en Puella Magi, sobre lo que significa el establecer un vínculo ilimitado para un trabajo en el que se arriesga la vida, no implica una remuneración en el mundo real y resta gran parte del tiempo. Las principales diferencias son la frecuencia de la aparición de tomogaras, sobre todo porque en Shakugan no Shana pareciese que más de la mitad del tiempo es una fiesta en la que uno tiene la libertad de enamorarse, salir de paseo y tener batallas de comida por la persona amada. Después, si bien en la historia de Madoka, la deshumanización de las mahou shoujo se mantenía en secreto, el convertirse en un flame haze es opcional y siempre cuenta con todas las cartas sobre la mesa. Lo raro es que el rol de "cazadores solitarios" lo eligen ellos mismos, ya que no hay nadie quien les obligue a viajar solos. Son los flame haze, en consecuencia, guardianes eternos del orden del universo motivados por un inicial rencor, la certera gratificación se basa en la superación de ese primer conflicto, así como el contar con todo el tiempo que deseen para que sus pensamientos evolucionen, para que ganar una nueva forma de razonar.

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Por último, mencionar lo único sin pies ni cabeza de todo el universo de Guze —y el nuestro—: los fuzetsu. Espacios sellados creados cuando Haruhi se enoja y en donde aparecen gigantes que destruyen todo a su paso —o bueno, no—. Sólo hay dos opciones cuando se trata de congelar el tiempo en una zona reducida: como lo hizo Nagato cuando ayudó a Mikuru y Kyon en la segunda temporada de Suzumiya para regresar al futuro; o con fisuras interdimensionales como a las que tienen acceso los miembros de la Agencia a la que pertenece Koizumi. Hay otros casos, como el de Roro en Code Geass, pero al final se descubrió que no paralizaba el tiempo, sino que anulaba la percepción del mismo; sin embargo, un fuzetsu es una grieta dimensional que sincroniza el mundo de Guze con el humano, eso es que, el tiempo en la Tierra se detiene, pero sólo para el sector indicado. Esto no es posible porque entonces todas las personas que se encuentran fuera del fuzetsu podrían percibir esta anomalía. Además, al congelar aquel instante, el acceso a un fuzetsu desde fuera del mismo no sería posible ya que el tiempo por fuera sigue su curso, mientras que el dentro está autocontenido, eso es que para los de fuera, el fuzetsu nunca existió, pero para los de dentro sí que transcurrió más de un sólo momento. La otra opción es la de que la parálisis sea general, esto es que los humanos no sean capaces de superar el hechizo no restringido y todos los flame haze, tomogara, rinne y mystes pudiesen moverse pese a esto. Lo inconsistente empieza cuando se considera la cantidad de fuzetsus que suceden cada día en todo el mundo y el cómo estos seres ubicados en otras áreas se verían incomodados por los continuos cortes en sus actividades diarias. Entra en crisis también esta arquitectura, debido a la existencia de los mystes, sólo basta tomar como ejemplo a Yuuji, dado que, al esta muerto desde antes de que se percate de ello, si hubiesen existido otros fuzetsus en algún momento, él hubiese descubierto la realidad muchísimo antes. Todo esto, sin mencionar lo extraño que resulta el ver cómo Shana tuvo que regresar corriendo a su posición el día de su discusión con Kazumi.

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Shakugan no Shana es genial porque tiene a una tsundere y salta entre acción y comedia romántica casi recordando a Inuyasha. Sería muchísimo mejor si se preocupara por explicar un poco más las condiciones y reglas que rigen al mundo de Guze y el cómo encaja esto en la realidad que sí se conoce. Ahora es turno de rushear la segunda temporada y luego empezar con Fate/Stay Night, por supuesto.