30 de septiembre de 2011

Nichijou: De lo que Se Va a Extrañar

Con un tipo de humor bastante especial, presentando unos personajes muy particulares y con los sketchs más curiosos jamás pensados para un día a día, Nichijou cierra perfectamente. Siempre quedará ese deseo de una temporada más —por favor— o las ganas de que se libere algún especial cada seis meses o algo así, pero, hoy por hoy, con sus veintiséis episodios, se puede asegurar que se ha sido testigo de una de las mejores comedias slice of life de los últimos años —y sí, estoy usando el modo reflexivo aún cuando es obvio que es una apreciación personal—. Entonces, sea por la estresable Mio, la estúpida Yuuko, la inexpresiva Mai o la robot Nano —vamos, que todo el mundo lo sabe ya, Nano—, por las escenas que en conjunto se encargaron de ejecutar, o porque todo lo que tenga que ver con go-soccer, profesores enamorados, tsunderes terriblemente evidentes, chicos que usan cabras como transporte, directores que pelean con venados cuestionablemente agresivos, disfraces de algún alimento que por alguna extraña razón no puedo recordar, divagaciones oníricas sobre seres volando sobre nuestras cabezas, por gatos negros más cuerdos que el humano promedio en el universo planteado, o por cualquier exageración de cualquier reacción habido o por haber, animada o por animar, es un hecho que Nichijou es de esas series que no se van a poder olvidar. Nunca, jamás, no.

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Como todo slice of life, es difícil hacerle justicia a Nichijou con una reseña. Sobre todo porque cualquier descripción no cumpliría con transmitir el verdadero concepto detrás de la serie. Por ello, así como actualmente existe aquello que he llamado "Erio Spam", he creído conveniente dar inicio a otro bloque de funcionamiento similar, uno que involucre videos, no imágenes, y que sirva como muestra de lo que este anime realmente significa. Eso es, las mejores escenas, día a día, y mientras YouTube no se las arregle para censurarlas.