He visto fuzetsus, demonios siendo desmembrados de ingeniosas y divertidas maneras —e ideas sobre cómo cocinarlos—, una pokeball con el pokemon más feo y deforme jamás concebido —pero claro que yo sólo conocí hasta la tercera generación, sé que los hay más horribles actualmente—, una chica comprando eroges —lo que me recuerda que Kirino regresará en breve, yay—, MUCHO AMOR —con énfasis— y, lean con atención, cero —CERO— pantyshots. Haiyore! Nyaruko-san ha sido amor a primera vista. Las palabras fluyen de la boca de Nyarlathotep con tal violencia, que me entran unos deseos impresionantes de estrujar el monitor, atravesar la cuarta pared —es válido usarlo en este sentido, ¿cierto?— y utilizar el tenedor del protagonista de manera más efectiva; sin embargo, es imposible, y no lo digo porque realmente no sea factible ingresar al mundo de la chica extraterrestre, sino que, de alguna forma u otra, la deidad lovecraftiana es condenablemente encantadora —yo culpo a su ahoge—, abrazable y comestible. Supongo que el truco estará en doparla. No, en serio, es tan difícil capturar una imagen de Nyaruratohotepu-chan en un video no raw culpa de lo mucho que habla. MUCHO.
Zettai Ryouiki FTW. Perfect Timing.
