Zombies, zombies everywhere! Es grasioso porque puede considerarse un fetiche de muerte, pero no lo es. ¿Se entiende? ¿Sí? ¿Sí~? Los encuentros mágicos existen no porque realmente tengan algo de magia real de por medio, sino por aquellas chispas que aparentemente se producen cuando las miradas se encuentran, por aquellos violentos sentimientos encontrados, por el éxito alcanzado en un caso de probabilidad ridículamente bajo, o porque tenga que ver con Hogwarts o cosas así. Pese a no ser determinante, el hecho de que cada quién tiene un tipo de chico o chica ideal, sea por algún atributo en especial o por la suma de distintas características ansiadas, siempre teniendo en cuenta lo subjetivo de la norma, es irrefutable. No obstante, hay gustos y gustos, y si bien algunas personas resultan excéntricas con sus preferencias, la linea que separa lo común de lo raro es diferente a la que distingue entre lo posible y su antónimo. Trátese de un hobbie mal llevado o no, desarrollar una atracción exclusiva hacia chicas zombie no roza lo extraño o lo difícil, sino que hace pensar en una conclusión retorcida propia de la edad, algún tipo de broma, una filia nacida de la pérdida de la capacidad de diferenciación entre la realidad y la ficción. Sobredosis de fanatismo. Entonces, y tal como lo expone la sinopsis, ¿qué hacer cuando la magia del anime presenta aquel encuentro implanteable? ¡Chica zombie salvaje apareció!
En general, he adorado Sankarea. Lo mejor hasta ahora, claro.
Lo más importante de un estreno, en mi opinión, es cómo consigue éste llegar al espectador. Como se lo comentaba a mi primo más temprano, la cantidad de historias que empiezan con el encuentro chico-chica es incontable, no sólo en el anime, sino en muchas otras plataformas. En el particular caso de mi querida animación japonesa, no es el secreto mejor guardado que la mayoría de primeros capítulos, sea por el poco tiempo que otorga un episodio o por el grado de impacto que se tiene que conseguir —recordando que gran parte de la audiencia, y me incluyo, no cuenta con referencias previas de los animes nuevos tales como manga, novelas ligeras o visuales, etcétera según sea el caso—, eso es, permitir que el público entienda cuál es el tema que se va a tratar, quiénes son los protagonistas, cómo son massomenoss, qué es lo que buscan, por quiénes están rodeados y qué es lo que va a suceder luego —como dando una pista, pero sin spoilear—; empuja a que las diversas adaptaciones sigan usualmente la misma fórmula procurando empaquetar todo lo anteriormente mencionado en los veintipico minutos de los que disponen. Se puede comprobar esto fácilmente, basta con descargar los primeros capítulos de algunas series y observar con cierta atención los elementos que se repiten. Puede considerarse reiterativo, un mal necesario, una limitación molesta, pero también es lo que genera esa exigencia en la búsqueda de la diferenciación y lo que da la oportunidad de filtrar los títulos con mayor o menor grado de acierto en las tres primeras semanas de la temporada en función a la seriedad de la historia. Sankarea no escapa de este escenario, pero consigue destacar gracias a su argumento original, a su manera, a lo curiosamente bien definidos personajes y a, por qué no agregarlo, su excelente diseño y animación.
Afición
Aquel punto crítico que establece la diferencia entre gusto y afición es el que muchos que se jactan de ser fanáticos de uno u otro tema deberían de conocer antes de declararse partícipes de algún pseudo-movimiento al cual realmente no aprecian de corazón. El ejemplo más cercano que se me ocurre es el fútbol, y aunque es evidente que en lo particular no estoy interesado en este deporte —con escasas excepciones—, hay que reconocer que sus índices de fanatismo son de los más altos alrededor del mundo. Sin embargo, incluso cuando se trata de esto, los infiltrados no tardan en aparecer, aquellas personas que, a sabiendas o no, afirman compartir el mismo apego que los partidarios más entregados, sin siquiera acercarse a este hecho; y, a pesar de que esto no implique nada severamente negativo, hay que recordar que la regla de la tolerancia es bilateral: así como nadie discrimina a otros por no sentirse igual, tampoco se obliga a alguien a decantarse por algo que no le importa. La idea es que el derecho de disfrutar de equiz materia se encontrará siempre ahí, pero el afecto constructivo hacia ésta es algo que pocos alcanzan, por lo que siempre hay que tener entendido este detalle.
Furuya-kun gusta de todo lo que tenga que ver con zombies. Libros, juegos, películas, todo. En general se trata de un chico normal, relajado y desinteresado, sumido quizá en su pasatiempo —prueba de nada por el momento—, con su padre monje, su abuelo alcohólico, su comestible hermana, su amiga de la infancia hiperactiva, su amigo genérico número uno preocupado por conocer chicas y su amigo genérico número dos aparentemente más interesado en recibir. RECIBIR. ¿Sí? Empero, el joven protagonista se las ingenia para realizar tanto una declaración como una acción, las cuales pondrán en duda su estabilidad mental. Al menos lo haría en el mundo real, pero, si bien aún las reglas del universo en el que se lleva la historia no están asentadas, considerando la rutina expuesta por el fanático de los zombies, cualquier juicio que escape de la realidad que se conoce más allá de la cuarta pared, es un indicio de locura, eso es, desesperación. Y se puede entender, después de todo, perder a un miembro de la familia —que las mascotas sí son miembros de la familia, eh—, es un suceso duro y complicado de aceptar. La desesperanza conduce a las personas a recurrir a métodos insólitos, tal vez con la única intención de que la ilusión de la posibilidad de solucionar lo imposible no se apague. En el caso de Furuya, hacer uso de magia negra para tratar de revivir a su gato es la proyección de su tristeza y desolación. Esto con respecto a la acción descabellada anteriormente mencionada. La declaración suena más bien a broma de mal gusto: el muchacho sólo se siente atraído por chicas zombies.
Frustración
Citaba lo de chico conoce a chica por una razón: tener un párrafo más en la entrada. O bueno, dos: el contacto entre Sanka Rea y Furuya. Por un lado, se tiene al protagonista masculino, un friki de los zombies quien está intentando traer a su gato de entre los muertos. Cuando indico "contacto", me refiero, en este caso, al inicio de una conversación, al intercambio de información, a la mínima introducción de uno con el otro, esto es porque es posible confundirlo sólo con un contacto visual o un roce, lo cual escapa del ejemplo. Por lo tanto, dada la situación de Chihiro-kun, ¿bajo qué circunstancias podría aparecer el más remoto interés como para que ambos se animen a dirigirse aquellas importantes primeras palabras de presentación? Y se autoexplica si se le añade contexto. Furuya es raro, pero Rea tiene también su trauma adolescente: su padre sobre-controlador. Normalmente, los muchachos que atraviesan esta etapa de su vida se encuentran desequilibrados, sensibles, explosivos, no se comprenden a sí mismos, y los adultos saben esto porque ellos ya han superado aquella fase. En el anime, y es factible que se deba al público hacia el cual va dirigido, los problemas de estos jóvenes, o no tienen nada que ver con su inestabilidad emocional, o en los primeros episodios de la serie se reduce al personaje a una faceta de niño llorón que no sabe resolver sus problemas y que es continuamente regañado por sus mayores —con la esperanza de que en el transcurso de la historia exista algún crecimiento—. Sanka-chan se ubica, por el momento, en el primer tipo. No se conoce mucho del padre de la chica, pero visto el extremo al que ha llegado a causa del estrés, se puede inferir que su condición no es resultado de un conflicto surgido de su propia crisis existencial, sino que un agente externo es el culpable. Es muy importante que se entienda esto, después de todo, al cerrar el capítulo, parece que se toma una decisión que únicamente sería útil si esta regla se cumpliera: la chica del paraguas sería estable si se retirase el agente de estrés. En consiguiente, la presencia del padre es superior al nivel de resistencia promedio de cualquier adolescente, mas no la personalidad de la tipa es débil. Si esto no se satisface, el error en la fórmula les propinará un rebote interesante. Tomarle fotos a tu hija desnuda para verificar su crecimiento no es correcto. Punto para la protagonista.
Esto no trata sobre tipos desquiciados, sino sobre zombies y que con ello se resuelvan sus problemas y la amistad evolucione. Rápido, necesito la segunda parte para ubicarme.
