El reto que debe afrontar el spin-off de Saki es el de redescubrir la fórmula con la que la serie original consiguió encantar a los espectadores. Básicamente la combinación perfecta entre una diversidad brutal del moe más sublime y el mágico hype que sólo un anime de juegos convertidos en deportes puede provocar. Y yo sé de lo que hablo. Aunque ya se sabía gracias a la sinopsis, la presencia de Nodoka sirve para crear la relación con el ansiado grupo principal, además que ver a la pequeña Haramura-chan no tiene precio. En general, me siento satisfecho con esta primera entrega, Shizuno, Ako y Kuro son encantadoras —en serio, ¿cómo lo hacen?— y saber que más personajes vienen en camino me inquieta muchísimo. Será cuestión de repasar las reglas del mahjong por sexta vez y rogar para que esta vez sí le pille el sentido. De verdad, el diseño sigue violentando mi mente.
El uniforme de la escuela Bansei me gustaba más.
