El ser humano es un ser sociable. Es un instinto, una necesidad que todos compartimos. Desde el uso de los diversos mecanismos de comunicación, hasta el establecimiento de objetivos comunes; empezando por la cooperación en búsqueda de una recompensa material, pero sin escapar de los requerimientos emocionales. Tomando como principio el intercambio de información, siendo aceptables tanto lo verbal como lo que no, la existencia de los sentidos se sentencia como parte de lo que nos hace humanos, y las relaciones interpersonales cobran importancia. Esto es que, como consecuencia de esta condición natural, se da pie a la aparición de las comunidades gracias a la combinación con las metas o deseos compartidos, y a la presencia de vínculos de menor escala como la familia, la amistad e incluso el amor. Pese a que Yuuko se muestre como un espectro, una de las pruebas de la no pérdida de su humanidad es justamente la necesidad que posee de interactuar con otros. De alguna manera u otra, Niiya-kun, al ser el único chico que puede aprehender al fantasma con la totalidad de sus sentidos, no sólo ha ganado una sorpresa, sino una fuerte responsabilidad apoyada en el balance de la dependencia en función a la posición de cada uno. La amnesia da una idea aproximada sobre el camino que puede tomar la historia. Me resulta agradable.
Por otro lado, se detecta el mismo problema que con Menma: la posibilidad de hacer uso de un papel y un lapicero, además de la conservación de la regla espacio-masa.
